Tu Nombre

V

¿Adónde te fuiste, amor mío? ¿Adónde te desvaneciste como un suspiro en el viento, dejando solo el eco de tu ausencia? Por más que te busco, mi alma no te encuentra, vagando sin rumbo en este desierto de soledad.

Me he elevado hasta los cielos, más allá de las nubes algodonosas, buscando tu silueta entre las estrellas. He surcado las constelaciones, he interrogado a los planetas y a la luna, pero tu rastro es invisible, como una estrella fugaz que se disuelve en la inmensidad. Ni el sol, con su ardiente abrazo, ni las galaxias lejanas, me dan consuelo.

He navegado los mares, con su inmensidad azul y sus misterios insondables. Mis ojos han escrutado cada ola, cada orilla, buscando una señal, una huella de tus pasos. Me he sumergido en las profundidades abisales, donde la luz apenas llega, con la esperanza de encontrar un eco de tu voz en el murmullo de las corrientes. Pero ni las sirenas, con sus cantos melancólicos, ni los secretos ocultos bajo el agua, revelan tu paradero.

Aun la Luna, testigo silencioso de innumerables noches, guarda un mutismo sepulcral cuando le pregunto por ti. Su luz plateada, que una vez iluminó nuestros encuentros, ahora parece reflejar mi propia desesperación. Y las aves, que antes entonaban melodías llenas de vida y alegría, ahora permanecen en un silencio lúgubre, incapaces de pronunciar tu nombre, incapaces de elevarse con la misma ligereza que antes.

¿Qué está pasando, amor? ¿Acaso el mundo ha perdido su armonía sin tu presencia? Mi corazón late con un ritmo desbocado, y mis pensamientos se vuelven un torbellino incesante. Estoy perdiendo la cordura, mi mente se disipa como el humo en el aire. La realidad se distorsiona y los recuerdos se confunden con los sueños.

He intentado gritar tu nombre, desgarrando mi garganta en un intento desesperado de invocarte. Pero las palabras se ahogan en un nudo en mi garganta, y no puedo pronunciar tu nombre. Mis labios se cierran, como si una fuerza invisible me impidiera nombrarte, como si tu nombre se hubiera borrado de mi memoria. Me he preguntado, una y mil veces, si en algún momento lo pronuncié, si realmente existió el sonido de tu nombre en mis labios, o si fue solo una fantasía, un dulce engaño de mi mente. ¿Acaso mi amor por ti es tan profundo que ha borrado la misma capacidad de nombrarte, temiendo que al hacerlo, se desvanezca por completo?