Fue entonces, cuando retozó el lamento procedente de unas flores quebradas por el viento. La tierra se tiñó de azaleas, incluso el magnolio quiso redimir la solanera, con sus graciosos y vistosos capullos de nieve roja. Hasta los sauces quisieron desprender una ligera lluvia de azúcar. Las cigüeñas desplegaron sus alas de luna, sombreando los surcos fértiles sembrados de mijo y azafranes. Los cuervos del lugar, decidieron huir dispersándose por el espacio azul celeste. Momentos después llegaron los duendes del amor, engalanados con unos collares hechos de graciosas y ardientes campanillas.
-
Autor:
emiliodom (
Offline) - Publicado: 10 de septiembre de 2025 a las 04:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.