Pienso En Ti

Pienso En Ti

En la quietud de mi alma solitaria, pienso en ti sin cesar, sin un momento de paz, tú habitas en lo más hondo de mi ser, en un rincón que el tiempo no logra alcanzar, aunque a veces tu semblante se transforma y cambia con la luz de la mañana, mi frente no delata el fuego interno que con calma y paciencia me consume, esa ardiente quietud que no se apaga y crece en la penumbra de mis días.

En mi espíritu opaco y silencioso, tu recuerdo ilumina la tristeza, clara y serena como el astro de la noche que atraviesa nubes con su brillo tenue, igual que un haz de esperanza que se cuela por ventanas de un pasado olvidado, alumbrando suavemente los rincones de esta casa vacía y abandonada.

En un sopor callado y sin movimiento, mi pecho se conmueve y se transforma, y en su interior un latido se despierta, débil y lejano, como un eco perdido, cuando en medio del ruido de la ciudad, entre la gente y el bullicio vano, escucho de repente, dulce y clara, la cadencia serena de tu nombre.

Sin pelear, sin deseos ni quejas, sin correr en locura desbordada, sin poder pronunciar una sola palabra, ni un susurro que alivie este silencio, cuento las lentas horas de la oscuridad, una a una, con paciencia y con calma, y en la paz de la noche, pienso en ti.

A través de los días y las sombras, tu esencia perdura en mi conciencia, constante y fiel como el fluir del río que no se detiene ante ninguna roca, aunque el espejo de mis ojos no refleje la intensidad de este amor que me habita, ese fuego callado que no muestra su fuerza ni su ardor en mi mirada.

En la profundidad de mis pensamientos, vive tu presencia clara y tranquila, como un faro de luz que no se apaga en la tormenta o en la niebla espesa, iluminando con su resplandor suave los paisajes grises de mi alma, guiando con amor cada uno de mis pasos por senderos de duda y de nostalgia.

Y así, en calma, sin voz y sin reproches, sin alterar la paz de este silencio, contemplo el lento pasar de las estrellas, esperando el amanecer lejano, y en la tranquilidad de la madrugada, cuando todo descansa en este mundo, solo yo velo en la oscuridad, y pienso en ti.

—Luis Barreda/LAB