No elegimos el mismo origen,
pero la vida nos juntó en la raíz,
en tus ojos reconozco mi reflejo,
en tu risa se enciende mi país.
Crecimos entre juegos y silencios,
entre discusiones y abrazos sin fin,
tus caídas dolieron en mi pecho,
mis derrotas también dolieron en ti.
Hermano, hermana, faro en la tormenta,
sostén que nunca se deja vencer,
en tu presencia el mundo se hace casa,
en tu palabra sé volver a creer.
No hay distancia que pueda quebrarnos,
ni tiempo que nos logre separar,
porque la sangre se vuelve memoria,
y el amor fraternal, eternidad
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Autor:
Nicolas y Gaston (
Offline)
- Publicado: 8 de septiembre de 2025 a las 11:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa, alicia perez hernandez
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