Nada más que un extraño

Sara Sofia Bocanegra Carvajal

Eres un extraño en mi casa,
en mi cama,
en mi vida,

comiendo del mismo plato que el mío,
pero ya no queda nada,
ni en el plato
ni en mí.

Eres un extraño aquí,
en mi espacio,
que se marcha y luego vuelve
buscando abrigo
cuando ya ni siquiera sé
si pueda dártelo.

Me acostumbré a la soledad de tu ausencia,
y ya el ruido se me hace
intenso,
insoportable.

Ambos seguimos nuestro camino,
ya te olvidé,
pero siempre vuelves a mí
para abrirme las heridas
que ya estaban cerradas
por tu falta de querer.

Mi nevera está llena
de comida podrida y gusanos
que aparecieron a hacerme compañía
en la inmensidad de la casa,
de la casa que un día fue nuestra,
pero que ahora observo
y solo veo sombras del pasado.

No les temo,
ni ellas a mí,
porque me acostumbré a esto
a vivir así,
con mis miedos y mis temores.

En la radio sonaba una canción,
una en particular,
que me hizo cuestionarme
si era la más agradable
o la más estúpida y desagradable.

Tal vez porque esa canción
tenía un nombre
y un apellido,
que la hacía sonar cada mañana
al despertar,
como una rutina.

¿Dónde estás?
¿Ya regresaste?
Ven, por favor,
elígeme.

¿Algún día volverás?
Ya no sé.
Solo quiero
que vuelvas.

-S.S

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