Bajo el cielo despejado,
el alma aprende a volar,
y el corazón se hace grande
cuando empieza a imaginar.
El sol me tiende sus brazos,
su luz me quiere besar,
y el viento suave murmura
canciones de libertad.
Las nubes viajan tranquilas,
pintando el cielo de fe,
y yo las miro en silencio,
soñando con lo que sé.
Uruguay duerme en mi pecho,
late conmigo al andar,
y en cada soplo del aire
su voz me vuelve a llamar.
El campo huele a memoria,
la brisa sabe a verdad,
y el cielo guarda secretos
que el tiempo quiere contar.
Hay magia en cada mirada,
en cada rayo de sol,
en cada sombra pequeña
donde descansa el amor.
Bajo este cielo tan claro,
se esconde todo mi ser,
y cada nube que pasa
me enseña cómo creer.
Las hojas tiemblan de vida,
los árboles saben hablar,
y en su silencio profundo
hay un canto celestial.
Me pierdo en este horizonte,
me dejo llevar, soñar,
y siento que el universo
me invita siempre a volar.
Bajo el cielo despejado,
mi alma vuelve a empezar,
y entre el azul infinito
aprendo lo que es amar.
Comentarios1
Bonitas letras, Poeta.
Gracias por compartirlas.
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