Esta tarde, entre el murmullo de la llovizna,
me descubro quebrado por el cuerpo:
ojos que arden,
garganta reseca,
Quizá una alergia, o quizá una gripa
está debilidad me obliga a sentarme
y dejar que la lluvia piense por mí.
El cristal de la ventana recoge cada gota
que se mezcla con el ruido del
pasar de los autos,
y en su música leve me trae de regreso a ti.
No a un recuerdo marchito,
no a una escena perdida en la memoria,
sino a este amor que aún respira conmigo.
Porque cuando cierro los ojos
y escucho llover,
siento tu piel sobre la mía,
la primera vez que nuestros cuerpos se encontraron
con la torpeza sagrada de lo nuevo.
Fue allí, entre respiraciones entrecortadas,
que el mundo se redujo a dos nombres:
el tuyo y el mío.
No había afuera,
no había relojes ni paredes,
sólo la certeza de que la vida
nos había guardado ese instante
para nosotros
Y hoy, aunque el cuerpo me duela,
aunque la fiebre intente rendirme,
cierro los ojos y vuelvo a esa unión,
a esa primera vez donde tu piel
me enseñó lo que significa ser.
La lluvia golpea la ventana,
pero yo la escucho dentro de mí,
mezclada con tu voz, con tu risa,
con el recuerdo intacto de aquella entrega.
Y entonces escribo…
porque no hay enfermedad que me venza
cuando en cada palabra
vuelve a ti,
mi amor presente.
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Autor:
javier Juarez 🍷 (
Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2025 a las 21:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Carlos Baldelomar
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