En cada cuerpo late un universo,
oculto, desbordado, sin testigos;
mareas de tristeza y de silencio
que nunca encuentran puerto en los oídos.
Preguntar por el día es un espejismo,
gesto vacío, costumbre sin sentido,
pues la respuesta muere en el abismo
de un mundo que camina dividido.
Se habla y se desgasta la garganta,
palabras que tropiezan en la nada;
contar es desangrarse en la confianza,
y ver cómo la duda se propaga.
¿A quién le importa el peso de mi pena,
si todos cargan sombras en sus huesos?
El hombre se devora en su condena,
ciego en su egoísmo y sus excesos.
Ser frágil es mostrarse ante la espada,
ser débil es abrir la propia herida,
mas callar no libera, sólo aplasta,
y el silencio devora la vida.
Así me quedo: náufrago en mi mente,
habitando universos sin salida,
sabiendo que el humano es un presente
que se consume solo, sin medida.
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Autor:
Cronista sin puerto (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2025 a las 13:37
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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