Una oración en nombre de mi hermana mayor Gloria que se encuentra hospitalizada por una operación...gracias para los creyentes en Cristo...amen.,.
Novela Corta: La Mentira
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Comenzada: 24 - 28 (31) de agosto - (2-3) de septiembre de 2025…
Publicada: 3 de septiembre de 2025…
Terminada: 3 de septiembre de 2025…
Editada: 3 de septiembre de 2025…
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7000 Palabras 10 Páginas
~ * ~Sinopsis:
~ * ~ Rudolfo le expresa la más cruel mentira a Ruperta cuando él no la ama sino que le dice que es homosexual cuando él ama a Rosalía…
Sucesos:
Ruperta ama a Rudolfo y sueña con casarse con él…
Rudolfo no ama a Ruperta y piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta…
Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta…
Rudolfo sólo desea ser feliz, pero, con Rosalía… y se aman a escondidas bajo un árbol…
Rudolfo se inquieta con el amor de Ruperta y piensa en expresar la mentira, pero, algo lo detiene…
Rudolfo va y viene pensando en casarse con Rosalía…
Ruperta le propone matrimonio a Rudolfo…
Rudolfo delante de todos le expresa que es homosexual…
Ruperta siente una espina en el corazón, le da un infarto y muere…
Rudolfo se casa con Rosalía…
Ruperta es una joven sin ser agraciada en belleza. Ruperta ama indeleblemente a Rudolfo. Rudolfo es un joven muy apuesto de cabellos castaños y ojos verdes. Ruperta va de vuelta en vuelta, de esquina a esquina, y de punta a punta por el barrio en busca de Rudolfo. Rudolfo se pierde en el afán de correr y huir lejos de la vida de Ruperta. Ruperta, una joven con cabellos de color negro como el azabache pierde su corazón amando a Rudolfo. Rudolfo no ama a Ruperta si, sólo, quiere amar y casarse con Rosalía. Rosalía es la hermana menor de Ruperta, la cual, es una muchacha joven y con deseos de ser muy feliz, pero, el tiempo, sólo, dictará el porvenir. Ruperta sueña con el amor de Rudolfo y, sólo, desea casarse con el susodicho, pero, la fuerza en el amor no atrae al amor en el corazón de Rudolfo cuando él ama a Rosalía como una fuerza extraña en el corazón. La vida de Rudolfo es siempre huir y escapar de la gran suerte en amar a Rosalía y dejar al amor de Ruperta a la suerte. La vida de Rudolfo se convierte en siempre huir del amor de Ruperta. Ruperta mira a las estrellas en el cielo en su habitación cuando piensa y piensa y cree en poder amar a Rudolfo. Ruperta decide amar indeleblemente a Rudolfo y, sólo, lleva en su alma y en su corazón al amor propio que la hizo sentir la pasión y la vehemencia por el amor de Rudolfo. Ruperta mientras que, mira y observa al cielo se da cuenta que el cielo tiene estrellas y son tan inalcanzables como el amor de Rudolfo. La vida insiste en dejar una huella indeleble, un latir en el corazón y un pensamiento en la mente y es todo por el amor de Rudolfo. La vida de Rudolfo, sólo, se petrifica en amar a Rosalía y entregar el corazón en alma y cuerpo y perseguir el amor de ésa mujer llamada Rosalía. Rosalía, sin saber que Rudolfo la ama, se siente natural y realmente solitaria en busca de un amor. Ruperta se sienta cerca del buró mirando al cielo y a las estrellas tan inalcanzables como el mismo amor que siente ella por Rudolfo y en el sentimiento acecha con devorar todo presentimiento que quedará sola en la vida si Rudolfo no le corresponde en amor y, al fin y al cabo, quedará ella en soledad. La verdad es que el amor no tiene nombre ni apellido ni fuerza ni debilidad ni latidos ni sentido cuando en el amor todo es abstracto y como un solo sentimiento es perseguido por el solo amor. La vida de Ruperta quedó enredada entre el desdén y la pasión por amar a un hombre y ese nombre es el de Rudolfo. Ruperta, sin puerta abierta, sólo, pretende abrir la puerta y la puerta es el amor en su propio corazón deseando borrar todo sentimiento y todo pensamiento en su propia memoria. Ruperta está sola en su habitación pensando e imaginando un casamiento con el hombre que ella ama y que es Rudolfo, pero, éste no le hace ni el menor caso cuando éste ama a Rosalía, la hermana menor de Ruperta. Ruperta sueña y perfila el amor con Rudolfo cuando en el altercado friolero en sentir la fuerza del amor en su propio corazón demostrando que se puede amar. La fuerza que tiene Ruperta en amar a Rudolfo es la esencia en su propio corazón cuando en el afán de entregar el corazón se convierte en una mujer decidida, parca y sin heridas va en busca de sus sueños para hacer realidad con el amor de Rudolfo. La vida comienza para Ruperta abriendo la puerta de su propio corazón para amar a Rudolfo en casamiento y enlace nupcial formal. La vida de Ruperta forma una atracción débil, pero, muy eficaz en poder amar a Rudolfo. Ruperta sueña con el amor en su propio corazón y es que ama a Rudolfo con todos los celos en amar a ése hombre, el cual, es la idea de tener un hombre con pasión indeleble. Ruperta sueña y decide en su habitación casarse con Rudolfo y va en busca de ése hombre inalcanzable como a las estrellas en el cielo que mira desde su habitación. Ruperta quiere hacer de ese amor pasional e indeleble un amor como ninguno otro con conseguir que Rudolfo sea su único amor.
Rudolfo no ama a ésa mujer de nombre Ruperta cuando su corazón está enamorado de Rosalía, la hermana menor de Ruperta. Un hombre lleno de sentimientos y con un gran e inmenso pensamiento, sólo, quiso ser el hombre y tan enamorado de Rosalía. Rudolfo no ama a Ruperta y piensa y piensa qué le va a decir a Ruperta. Rudolfo sólo quiere amar a Rosalía y no a la joven Ruperta. Rudolfo un hombre inteligente, pero, no muy astuto sino que es un hombre de esos débiles de corazón, pero, sólo es fuerte en el carácter en expresar un no rotundo cuando no ama a Ruperta, pero, no, no, no aún no se atreve a decir ese no rotundo. Sólo Rudolfo se eleva en el alma y más en su propio corazón en tener un solo corazón para amar a la mujer de sus sueños: Rosalía. Mientras que Rudolfo piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta, va armando una osadía en querer casarse con Rosalía, la cual, es la mujer de sus sueños y la dueña de su único corazón. Si Rudolfo en el recelo de la verdad edificó un tormento frío entre su mente, sus pensamientos y su corazón, pero, sólo su corazón sabe de la única verdad y es que él ama a Rosalía y no a su hermana mayor Ruperta. Rudolfo es un buen hombre y sólo desea lo que comienza en el alma y lo que queda más en el corazón y que es una espinita de una rosa prendida en el corazón de Rudolfo y sólo por el amor de Rosalía. Rudolfo no ama a Ruperta y piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta. Rudolfo sólo halla en sus pensamientos las palabras exactas y más adecuadas para poder expresar la insistente verdad a Ruperta. Rudolfo piensa y piensa lo que le va a decir a Ruperta para no herir a sus sentimientos ni a su solo corazón amando en soledad. Rudolfo ingrato, cobarde y sin Dios no desea lastimar los sentimientos de Ruperta, pero, él sólo desea amar a Rosalía. Rudolfo piensa y piensa y hasta practica lo que le va a decir a Ruperta, pero, no, no es suficiente cuando sólo desea convertir en su corazón en dos pedazos para poder amar tanto a Ruperta como a Rosalía, pero, su corazón es todo para Rosalía. Rudolfo sólo halla una sola salida para quitar de su camino a Ruperta y poder amar a Rosalía. Rudolfo piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta de que no la ama ni quiere nada con ella. Si Rudolfo está como el momento perdido como nada más sintiendo la era sin caducar. Rudolfo piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta. Rudolfo quedó como órbita atrapando a sus propios deseos en amar a Rosalía. Si el hombre que no desea a amar a Ruperta quedó en total silencio como el sabio instante en poder creer que el deseo es inocuo, pero, muy trascendental como la vida con el amor más puro en saber que el destino es cálido. Rudolfo sólo siente y presiente que la única verdad es el amor que vive en su propio corazón, como la fría verdad que se cosecha o se cultiva en el corazón. Rudolfo quedó como el dolor y como el amor en cada recelo de la vida y del amor en el corazón por el único y verdadero amor de Rosalía. Si Rudolfo quedó como el frío desenlace de creer que su corazón quedó como el frío más terrible en el ocaso y en una sola verdad. Rudolfo no ama a Ruperta y piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta. Si en su solo corazón quedó como la misma fuerza en la sola espera inesperada de creer en el sentimiento y en el presentimiento de ser un verdadero hombre y que en el alma y en el cuerpo queda sólo pensando e imaginando en que sólo el deseo es tan real como la sola verdad. Rudolfo no ama a Ruperta y piensa y piensa en qué le va a decir a Ruperta. Si Rudolfo quedó como el mismo dolor en el alma cuando en el ocaso friolero y tan indecente no quería amar a Ruperta.
Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta. Rudolfo ama indeleblemente a Rosalía dejando sola y en soledad a Ruperta. Rudolfo sólo quiso saber que en su corazón no se debe de amar y que no se manda en el corazón. Rudolfo ama a Rosalía, cuando en el afán de enamorar al corazón su mirada no se privó del amor cuando vio por primera vez a Rosalía. Sí, en una mañana por la ventana de su hogar, Rudolfo se asomó por la ventana y vio la belleza de Rosalía y se enamoró más y más. Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta. Rudolfo quiso ser como el sol ofreciendo calor y protección a su amada, pero, sin Ruperta y con Rosalía, sí. El amor se viste del color escarlata como el carmesí en el solo corazón de Rudolfo. Rudolfo quedó como el dolor o como el frío desastre en ser perseguido por el amor de Ruperta. Rudolfo quedó con el amor a cuestas de la sola verdad, cuando en el afán de amar él no ama a Ruperta, sino a Rosalía. Rudolfo sólo siente en su corazón una fuerza por amar a Rosalía, dejando a un lado a Ruperta a la mujer que él no ama. Rudolfo se quiere casar con Rosalía y no con Ruperta, pero, ésta lo busca y lo busca mientras que Ruperta sin tan siquiera sospechar que Rudolfo está enamorado de ella y no de Ruperta. Si sólo Rudolfo desea abrir la puerta del amor y ser completamente feliz con Rosalía. Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta. Rosalía una muchacha bonita y más joven que Ruperta desea ser feliz si está muy enamorada de Rudolfo, pero, ésta cree que Rudolfo ama a Ruperta. Un día cruzando y saltando el umbral del cerro más alto del barrio se reencuentran Rudolfo y Rosalía y se miran con esa mirada pícara de enamorados cuando el amor llegó a sus vidas y más a sus comienzos de corazón abierto a enamorar la vida. Ese día fue muy feliz Rudolfo porque mira a los ojos a Rosalía y le expresa lo mucho que la ama y que muy pronto se casará ella entendió mal creyó que se casaría con Ruperta, pero, no, no es con ella. Rosalía por poco llora de infelicidad hasta que pudo entender a Rudolfo. Esa noche la muchacha bonita fue feliz y quedó como el aire rozando en la piel como una sola verdad y con un calor de esos en que sólo la fiebre se cuece de espantos cuando en el amor se cuece de risas, felicidad y de sosiego constante. Si a la verdad que en el juego del amor se rozó a la piel de fríos y más de temores inciertos cuando en el alma y más en el juego del amor se siente como el sólo desafío de tentar la furia en contra de todo el rencor si Rudolfo sólo quiere casarse con Rosalía y no con Ruperta cuando en el ademán frío de sentir lo que conviene si la total felicidad o el convenio por capricho exótico un matrimonio preparado para su conveniencia. Rudolfo sólo quiso ser como el recelo y como la única verdad de que Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta. Ruperta una mujer al acecho del amor, en busca del amor, y en busca de la pasión, sólo desea convencerse de que el amor de Rudolfo es para ella y su corazón, pero, Rudolfo, sólo piensa y piensa en qué hacer para marcharse lejos con Rosalía. Rudolfo sólo tiene y posee dos caminos, dos mujeres, y dos destinos a uno lo quiere y al otro no lo quiere. Rudolfo ama a Rosalía y se quiere casar con ella, pero, es la hermana de Ruperta. Ruperta sólo presiente que se quedará a vestir santos si no recorre el camino hacia el amor de Rudolfo. Rudolfo sólo quiso ser el hombre perfecto para Rosalía, pero, Ruperta siempre entre su camino y nunca supo cómo deshacerse de Ruperta para poder ser feliz con Rosalía. Rosalía la muchacha jovencita y bonita ama a Rudolfo y él sólo quiere casarse con Rosalía.
Rudolfo va en busca de Rosalía y ésta vez va decidido, parco y con un ímpetu que nada ni nadie lo puede detener. Rudolfo va en busca de Rosalía para ser completamente feliz y converge en un transitorio camino cuando en el afán de creer en el poder del amor se siente como el desafío inerte e inconsciente de creer en el amor a toda costa cuando en la pasión se viste de paciencia, tranquilidad y paz. Rudolfo sólo desea ser feliz, pero, con Rosalía… y se aman a escondidas bajo un árbol. Sí, se aman bajo el árbol de manzanas, bajo las sombras desiertas, descubriendo cada parte de sus cuerpos y atrayendo la rica sensibilidad en pieles de sentir la suave caricia en el alma y más en el coraje de amar con vehemencia caranal, con pasión excelente, y con perfecto amor. Y allí se halla la verdad, cuando el alma y el amor se sienten como un delirio delirante en poder ser como el pasaje de ida y sin regreso cuando en el embate de la vida se aman Rudolfo y Rosalía, bajo las sombras en aquel árbol. Aquél árbol cobijó con sus ramas y con sombra a todo amor, cuando en la desesperación se amó con pasión y con dolores de vehemencia carnal. Rudolfo sólo desea ser feliz, pero, con Rosalía… y se aman a escondidas bajo un árbol. Ese árbol los cobijó con el velo de amor, con el manto sagrado de la virgen, con el dolor de un sangrado virginal, pero, con el amor dispuesto a amar. Rudolfo y Rosalía se amaron bajo aquél árbol donde yace el dolor y las sombras del tiempo. Si Rudolfo y Rosalía se sienten como el amor juvenil, como dos jovenzuelos enamorados, y como dos caminos entrelazados que se cruzaron sólo para amarse a escondidas bajo aquél árbol donde yace las ramas de las manzanas y más de la única verdad fructífera. Hechizando el momento quedó ambigüo y contiguo y más que todo continuo, cuando el amor salvó la forma de amar y de decir que el amor lo es todo. Rudolfo va en busca de la verdad a amar a Rosalía, a su amor, a su pasión y a su corazón. Rudolfo amó a su corazón con vehemencia carnal y sin el amor a la intemperie rozando el alma y la única verdad de que el tiempo y más el corazón acecha con devorar la fría verdad de que sí está amando a Rosalía bajo las sombras de ese árbol. Los cuerpos completamente desndudos y con el roce de la vida en la piel, se desnudó el tiempo, la vida y el amor bajo las sombras desiertas de aquél árbol. El alma desnuda, los sentimientos desnudos, y la vida al acecho de convencer el amor para amar. Rudolfo ama a Rosalía, y Rosalía ama a Rudolfo, pero, la vida los separa, los exaspera, los bifurca como una dicotomía desierta. La vida y el amor y la pasión se entretienen en amar bajo las sombras de ese árbol cuando crece como el recelo de la única verdad. Rudolfo sólo desea ser feliz, pero, con Rosalía… y se aman a escondidas bajo un árbol. Rudolfo cree y siente que el dolor es frío como el viento o como el hielo en el congelador y todo porque no puede amar a Rosalía ante la vista de todos. Mientras que Ruperta hace y busca a Rudolfo, éste la esquiva sosteniendo su única verdad que ama a Rosalía, pero, no sabe cómo decir ni expresar su única verdad a Ruperta. Si Rudolfo sólo desea ser feliz, pero, con Rosalía… y se aman a escondidas debajo de un árbol. El árbol quedó solitario, extasiado, confinado a las caricias excesivas de entregar el amor, y la consecuencia de creer en el amor a toda costa. La pasión entre Rudolfo y Rosalía se entretejen de frío y calor cuando en el ademán friolento fue la fuerza y más la esperanza de creer que el amor y la pasión entre Rudolfo y Rosalía es un nuevo amor y que sí se aman con dolor, espera y esperanza de convertir a su amor en un imperio. Aquél árbol quedó bajo las sombras desiertas y quiso ser feliz, así que lo fueron tanto Rudolfo y Rosalía.
Rudolfo se inquieta con el amor de Ruperta y piensa en expresar la mentira, pero, algo lo detiene. La vil y más cruel mentira que expresa Rudolfo está en la fuerza de creer en la más insensata verdad. La verdad fría y tan álgida como el hielo en el congelador se siente como el dolor de cabeza cuando en el altercado friolento se entristece de creer en la más cruel y vil mentira. Porque cuando en el alma y más en el corazón de Rudolfo va y viene cortando sus caminos en pensar y en pensar acerca de la vil y más cruel mentira que le expresará a Ruperta porque él no ama a Ruperta. Rudolfo va y viene con su mentira en mano cuando en el altercado friolento se da la osadía en creer en el alma desierta y más vivaz como el tormento friolento cuando en el hielo va en el congelador la idea, sí, la gran idea en decir la vil mentira. Rudolfo y su vil mentira en hacer decir exactamente la idea de envenenar más la idea de entregar el combate en expresar la vil mentira. Si la vida de Rudolfo va y viene como el tormento friolento en pensar y pensar en nada más como el vil combate en dar una salida al matrimonio con Ruperta. Ruperta es la hermana mayor de Rosalía y Rudolfo no detiene la forma en entregar su forma de pensar como dejar a Ruperta en pleno amor. El desconcierto de Ruperta acerca del amor de Rudolfo no se detiene la forma de ver el trance perfecto cuando en el alma y más en el combate de dar una sola salida se atreve a sentir lo más pernicioso y funesto de todos los malos tiempos. Rudolfo se inquieta con el amor de Ruperta y piensa en expresar la mentira, pero, algo lo detiene. Rudolfo no sabe a ciencia cierta qué le depara el futuro si se casa o no con Ruperta y amando con todo el corazón a Rosalía. Ruperta grita el amor con Rudolfo, pero, algo, otra vez, lo detiene en expresar la mentira. Rudolfo se detiene en su forma exacta de envenenar la forma más atrayente en crear en ver al horizonte en una sola forma y una manera de ver el cielo y la tierra unida en contra de todo. Si Ruperta salió con Rudolfo expresando a los cuatro vientos su relación con el jovenzuelo, pero, a Rudolfo no le interesa más ni menos. Ruperta sintiendo el coraje de sentir lo más suave y lo más delicado del todo quedó como el horizonte friolento. Ruperta quedó con el puro amor y tan casto como el corazón puro, ingenuo e impoluto desde su propio corazón. La vida de Ruperta quedó como el amor dentro de su propio instinto y más dentro de su propio corazón. Rudolfo quiere y desea expresar la mentira, pero, algo lo detiene y se aferra a la gran idea magistral que acaba de pensar y más que con la vil mentira se deshace del amor ingenuo, puro e impoluto de Ruperta. Ruperta una mujer decidida va en busca de su hombre Rudolfo, y sólo quiere sostener la gran idea en convertir la razón en caer sobre el silencio mágico en atraer de la vida una conmísera atracción. Posiblemente, Ruperta quedará con el corazón destrozado y mal intencionado por parte de Rudolfo fue como el desierto mágico en atraer la vil mentira en una sola mala expresión. Rudolfo sólo piensa en caer rendido ante el sabio coraje y en expresar una sola mentira ante el amor ingenuo, puro e impoluto. Rudolfo se inquieta con el amor de Ruperta y piensa en expresar la mentira, pero, algo lo detiene, no se sabe si formará parte de la verdad o si expresará la única mentira que lo salvará del amor verdadero con Ruperta. Posiblemente, sintiendo el combate de ir y morir bajo el nombre del amor y más del alma y del solo corazón sucumbe en un ir y venir y tan lejos del solo corazón. Rudolfo lamentando la ira y la crueldad de su coraje por extraer la pura verdad de que no desea casarse con Ruperta piensa y piensa y más piensa en expresar una cruel mentira a Ruperta.
Rudolfo va y viene pensando en casarse con Rosalía. Rudolfo va y viene cruzando el umbral del cerro más alto del barrio para saber si se puede casar, pero, con Rosalía y no con Ruperta. Rosalía ama a Rudolfo y Rudolfo a Rosalía, pero, en el juego del amor Ruperta está en medio y entre ambos amores. Rudolfo edificó la forma de atraer su solo pensamiento en poder casarse con Rosalía y no con la hermana mayor Ruperta. Posiblemente se edificó la forma de creer que Rudolfo se quiere casar con Rosalía. Rudolfo piensa y piensa en casarse con Rosalía, su único y verdadero amor, pero, existe algo que le detiene la vida y su forma de creer en el trance delicado de ver el reflejo en su solo corazón. Rudolfo quedó como el instinto suave y denegado por creer en el alma desierta y en fabricar la sola mentira en una cruel fantasía por no querer casarse con Ruperta. Rudolfo va y viene pensando en casarse con Rosalía. Rudolfo sólo quiere expresar lo que en el alma y más en el corazón, no se detiene en hechizar lo que encrudece cuando la sola mentira se da a fuerza y a espada en contra de la pared. La vida de Ruperta se ha forjado en una manera y en una forma tan distinta cuando el amor la ha alcanzado en forma repetitiva, y es el amor en cada celo del alma y del corazón que se cuece sin calma el amor. Rudolfo va y viene pensando en casarse con Rosalía. Si Rudolfo sólo quiere percibir el alma y más del corazón amando como nunca antes, sólo se detiene el corazón en amar a Rosalía. Rudolfo sólo desea casarse con Rosalía. Posiblemente desea casarse con Rosalía, porque en el alma y más en el comienzo de creer que el amor empieza a hacerse eficaz después de amarse bajo las sombras del aquél árbol donde quedó el amor en un imperio sosteniendo el corazón en una sola razón. Si Rosalía quiso ser como tan fuerte y tan tenaz como la furia y como la euforia de haber entregado cuerpo y alma, amor y pasión, vehemencia carnal y caricias sin ser subrepticias de un dolor consecuente y que no pasó desapercibido. Porque cuando Ruperta busca a Rudolfo no lo halla jamás. Es como si desapareciera totalmente de la vida de Ruperta. Ruperta yace totalmente lejos de la realidad cuando el amor no corresponde y ella cree que sí, y que corresponde, pero, fríamente continuamente se dedica a ser como un amor frío y Ruperta sin darse de cuenta. Ruperta está intentando la suerte con el amor de Rudolfo, y él sólo desea casarse con Rosalía. La vida de Ruperta es como un instinto solo y tan delicado como el mismo tormento. Rudolfo sólo piensa en casarse con Rosalía, su único amor verdadero. Rosalía debe de ser la mujer perfecta para Rudolfo porque él la escogió a ella, y es así la mujer más bella del mundo. Rosalía siendo la mujer más perfecta del mundo entero, Rudolfo la ama a ella y no la desea perder si está muy enamorado de ella. Rudolfo sólo desea casarse con Rosalía. Rudolfo piensa y piensa en casarse con Rosalía y también piensa en la mentira que desea expresar a Ruperta para no casarse en matrimonio con ella. Rudolfo sólo piensa y piensa en casarse con Rosalía, pero, el amor quedó con el sólo dolor cuando él ama a Rosalía. Rudolfo va y viene pensando en casarse con Rosalía, pero, algo lo detiene cuando en el alma y más en el corazón lo retiene y todo por el amor de Ruperta. Si desafortunadamente el amor lo retiene, lo detiene, le falla todo el amor. Rudolfo en su instinto sosegado le falla el alma y más en la conmísera mala atracción desafía el alma en un imperio dentro del alma y más del corazón. Si Ruperta edifica en el alma una sola verdad inocua cuando con el corazón ama totalmente como un intercambio deliberado y más que eso como el mismo tormento, pero, Rudolfo piensa y piensa en casarse con Rosalía.
Ruperta le quiere proponer matrimonio a Rudolfo. Ruperta declara que le propondrá matrimonio a Rudolfo. Si Rudolfo es como es el imperio sosegado de un templo sosegado y del amor puro, ingenuo e impoluto de Ruperta. Rudolfo quedó con el dolor de cabeza y con el instinto delicado en saber que el tiempo ocurre como transcurre el deseo de ver al cielo de añil cuando el amor en el corazón se pierde en un triste jamás. Si Ruperta desea ser la mujer de Rudolfo cuando en el fondo de la forma y de la manera extrae en su solo corazón la vida y todo el amor en el corazón. Ruperta decidida en contraer matrimonio con Rudolfo está parca y muy satisfecha con el sólo amor de Rudolfo creyendo que él la ama y la desea como mujer. Si Ruperta quedó claramente decidida y muy convencida en caer sobre el tiempo, la vida y el amor. Ruperta quiso ser fuerte, decidida, muy tenaz y audaz. Ruperta quedó con el amor y con el corazón hecho amor y vida y más que eso tan enamorado como la vida y el mismo corazón. Rudolfo quedó hecho un mojigato o un Cristo sin Dios siendo Dios mismo cuando Ruperta desea converger y delante de tantas personas sólo desea proponer un santo matrimonio a Rudolfo. La vida comenzó desenfrenadamente con el amor puro, ingenuo e impoluto de Ruperta hacia Rudolfo. Rudolfo sin sospechar ni saber que Ruperta prepara un acontecimiento para proponer en santo matrimonio a Rudolfo él solo piensa y piensa en discernir la fuerza, la que hoy le lanza, fe y amor, y un capricho exótico en amar a Rosalía y poder casarse con ella. Rudolfo quedó como el trance imperfecto cuando sólo pensó y pensó en casarse con Rosalía, pero, en el tiempo y más en el ocaso friolento quedó todo como el embrague de un sólo todo, cuando en el alma y más en el corazón se dedicó con la única fuerza en la sola esperanza de creer que el amor era solo su único y tan verdadero amor de nombre Rosalía. Rudolfo quedó como el dolor y como el capricho y tan exótico, de creer que sólo el amor era Rosalía si tan siquiera saber ni sospechar que Ruperta va decidida a proponer matrimonio a ése hombre de nombre Rudolfo. Ruperta le propone matrimonio a Rudolfo. Ruperta es una mujer decidida que sólo contrajo del amor una pasión y una vehemencia carnal cuando en el alma y más solapando la quid permanente se debió de sentir en el alma una sola razón que encrudece de delirios suaves cuando en el embate se enamoró de Rudolfo. Rudolfo quedó como el ser más enamorado de todos los tiempos cuando en el tiempo se enamoró de Rosalía y no de Ruperta. Si Rudolfo sólo quedó como el mal incurable sin ni tan siquiera sospechar ni saber lo que le propondrá Ruperta a Rudolfo un santo matrimonio. Rudolfo sólo quiso enamorarse de Rosalía y la ama y la amó bajo aquél árbol cuando en el alma y más en su sólo corazón quedaron tan enamorados. Ruperta le quiere proponer matrimonio a Rudolfo y lo hace mejor que nada ni nadie. Ruperta desea proponer a Rudolfo matrimonio un enlace matrimonial y en santo matrimonio casarse con el hombre de su vida y de su sola existencia. Rudolfo sólo quiso ser el hombre de la vida de Rosalía cuando sólo quiso ser como la era sin caducar ni expirar como el tormento se lleva en el alma y más en el corazón de Rudolfo. Rudolfo se sintió como la fuerza y como la esperanza la que lanza a la vuelta de la esquina toda la verdad, y el amor ingenuo, puro e impoluto. Rudolfo quiso ser como la fuerza en el alma y más en el solo corazón con una razón indeleble como lo es esperar a que la vida se torne áspera e intrínseca, pero, sólo con el amor de Ruperta. Rudolfo quedó como el hombre más impetuoso en querer sobrevivir en el alma y más en el corazón. Ruperta convidó todo convenio y con tantas personas que sólo Ruperta le propone matrimonio a Rudolfo en una ceremonia pública y, ¿qué hace Rudolfo…?
Rudolfo delante de todos los presentes le expresa que es homosexual. Rudolfo sólo se siente como un niño entre los brazos de su madre e inocente de todo se debate una sola gran sorpresa. Rudolfo quedó como el hombre de la vida de Rosalía. Rosalía quedó como el embate de creer en el comienzo solapando la vida y la herida de creer en el puro amor y en el consentimiento de dar una sola señal de amor en el alma y más en el corazón. Rudolfo quedó como el amor total y como la fe y como la adoración, pero, hacia Rosalía a su único y verdadero amor. Rosalía la hermana menor de Ruperta quedó como la herida socavando muy fuerte en el alma y más en el corazón cuando en el altercado friolento en no tener ni retener a su verdadero amor y a la fuerza en querer amar al hombre decidido de su propio corazón. Rudolfo sólo presintió la única fuerza en la esperanza en querer amarrar la vida y el amor a Rosalía. Rudolfo sólo quiso ser el hombre de la vida de Rosalía, pero, en ese cruel y vil momento quedó como la única sospecha en ser un hombre homosexual para todo el mundo y todos los presentes del evento para proponer matrimonio a Rudolfo. Rudolfo quedó como el embate en una sola salvación cuando en el alma y más en el corazón se enfureció por todo el amor que tenía en el ademán frío de su pobre corazón y todo por Rosalía. Rudolfo quedó como el amor de Rosalía con pasión, con vehemencia y con ilusión. Rudolfo se sintió en completa libertad y en total complacencia cuando expresó aquella palabra que lo dejó en completa libertad y fue que él es homosexual. Ruperto quedó con la palabra en el alma y más en su pobre corazón ardió de enfurecimiento y de un coraje que quedó como el insolvente mal instante. Ruperta sin resolver el mal momento de que su pareja o novio es un hombre homosexual y que por eso no puede casarse con Ruperta amando indeleblemente a Rosalía. Ruperta triturando la mala idea de esa palabra tan fuerte en ser homosexual. Rudolfo quedó como el embate en dar una pisada y tan fuerte como lo fue deshacerse del matrimonio entre él y Ruperta. Rudolfo quedó como el mar lleno de sal, como el cielo lleno de lluvia y sol, y como una estatua de la libertad y como la estatua de la justicia sin vendas en los ojos, y se los dijo a todos que su libertad vale más que todo el mundo, cuando en el alma y más en el corazón se siente como el mismo ademán y tan friolento en el coraje de dar una sola solución a ese vil problema que se le presentó ante todos los presentes de la misma ceremonia en pedir la mano a Rudolfo en santo matrimonio. Rudolfo quedó como el instante y como la sola libertad en que el tiempo y más en el combate de dar una sola solución se edificó la forma y manera de advertir el frío en la palabra y la palabra es ser homosexual. La vida de Rudolfo quedó como el embate de dar una conmísera atracción de creer en el alma muerta y sosegada de espantos cuando él pronunció la palabra ser homosexual. Ruperta quedó como la forma más vil y más penitente de todos los tiempos cuando en el mal instante se debió de entregar a la justicia, a la proeza y más a la libertad sin vendas en los ojos. Ruperta quedó como el alma y como el corazón en desierto mal tiempo, cuando expresó la vil y más cruel de las mentiras: ser homosexual. Rudolfo quedó como el miedo o como el temor en el alma y más en el corazón cuando en la razón se gana en desgana. Rudolfo quedó con el miedo y con el temor de la muchedumbre que presenció todo en cuanto en el alma y más en el corazón se debate en una sola ira y es ir de coraje en coraje hasta hacer de la realidad una sola verdad mágica, con la cual, desea proeza, hazaña y más que todo libertad. Rudolfo quedó como el hombre homosexual ante todos mientras que su corazón grita el nombre de Rosalía.
Ruperta siente una ignominia presente ante la suerte y ante la gran desesperación de la respuesta de Rudolfo y que es homosexual. Ruperta siente una gran decepción cuando en el alma y más en su solo corazón se siente como el suave desenlace fatal de esa triste respuesta ante el hombre que ella ama. Ruperta siente en su solo corazón una espina que le duele en el alma y más en su corazón. Ruperta siente en el alma y más en su solo corazón que siente el suave desenlace una llamada desde su solo corazón. Ruperta siente en el ademán friolero una fuerte preocupación de que el hombre que ella ama es homosexual. Ruperta ama a Rudolfo con todo su corazón, pero, ésta vez siente que la decepción es mala, dañina y no es impoluta y que su solo corazón se siente como el mal desenlace fatal en llegar a amar a un hombre y que es homosexual y amando como nunca a Rosalía. Ruperta no se siente bien después de la gran ignominia que le causó ése hombre de nombre Rudolfo. Ruperta quedó con el corazón en pedazos y con el tiempo sosegado. Ruperta quedó con el sólo corazón en un ademán y tan frío como la era y como la primera vez cuando conoció a Rudolfo. Ruperta cambió de semblante y se colocó la mano en el corazón en señal de un dolor muy profundo y Rudolfo sin importar nada ni ningún sentimiento hacia Ruperta quedó como el dolor profundo y como una sola verdad en que el tiempo y más como el dolor de Ruperta en su solo corazón. Ruperta quedó como el dolor y como el ademán y tan frío como el desierto friolero y quiso ser feliz, pero, el tormento quedó como el frío en el mal tiempo. Ruperta estuvo como el dolor en el pecho y con mano derecha hacia a su solo corazón, quedó como el embate del color luto negro del dolor. Ruperta siente una espina en el corazón, le da un infarto y muere. Ruperta muere en el acto después de haber escuchado que Rudolfo es homosexual, y que el tiempo caduca como muere Ruperta en el acto. Ruperta muere en el acto como si fuera una deidad del Olimpo, como si fuera un capricho exótico de la fría verdad, o como si fuera una muñeca de porcelana que se rompe en mil pedazos. Ruperta con mano en el pecho sintió como una espina en el corazón y fue un infarto y quedó muerta por una ignominia y una falta en desesperación y todo porque el hombre que ella ama es homosexual. Ruperta muere de un infarto causado por la ignominia o vergüenza hecha por el amor del hombre que ella amaba y con todo su corazón. Ruperta se dedicó como la gran fuerza la que hoy lanza como la sospecha insospechada de que Rudolfo es homosexual. Rudolfo quedó con la palabra entre sus labios cuando en el alma y más en su solo corazón quedó expresando lo que es él un hombre homosexual. Si Ruperta murió en el acto con un infarto en su pecho y con un dolor inconsecuente que la dejó partir lejos de ése amor que ella amaba con todo su corazón. Ruperta murió en el acto con el dolor en el alma y más en el pecho con un dolor malvado entre la rutina, el amor y la verdad friolenta. Los presentes se hicieron de murmuraciones, habladurías y más por una sociedad que no aceptó la respuesta de ése hombre siendo homosexual ante una sociedad inerte e inmóvil de deseos nuevos ante un hombre que expresó la más vil y cruel mentira cuando su corazón ama a una mujer de nombre Rosalía y no a Ruperta dando y ofreciendo una falsedad de su persona. Ruperta siente una espina en el corazón, le da un infarto y muere. Ruperta muere en el acto y no da más señal que la de morir en el acto, cuando su mano toca a su corazón en señal de distracción y de un dolor mal inconsecuente. Ruperta con la puerta cerrada quedó así cerrada y muerta en el acto sin poder abrir brechas hacia un nuevo destino y camino.
Rudolfo se casa con Rosalía. Rudolfo quitó y borró toda murmuración y habladuría de toda clase cuando se casó con Rosalía. Rudolfo ama y amó a Rosalía como su gran y único amor. Rudolfo y su alma y más en el juego del amor quedó todo como el principio y en el juego del alma quedó como los celos y como el venidero instante de creer en el alma desierta y como en el juego del amor amando como nunca a Rosalía, sí, a su verdadero e insistente amor. Si Rosalía se convirtió en el afán de creer en el alma y en el corazón amando como nunca antes al verdadero amor. La verdad quedó en una total mentira cuando en el alma y en el corazón son fuertes como toda razón, pero, Rudolfo quedó como el mismo dolor cuando la culpa lo mató por la muerte de Ruperta con haber expresado esa verdad mentira. La mentira quedó imborrable cuando en el afán de creer en la mentira quedó como haberse deshecho del amor de Ruperta en aquel mismo instante en que Ruperta le propone matrimonio a Rudolfo. Rosalía y Rudolfo fueron muy felices, pero, quedó con la gran culpa por la muerte del infarto de Ruperta. Rudolfo quedó con la única forma de atraer el amor a su vida prominente. Rudolfo quedó con la culpa en el alma y más en el corazón cuando murió Ruperta. Rudolfo se casa con Rosalía. Rudolfo disipa toda duda y todo rencor en el alma y más en el convite de dar una suerte en el amor, y es casándose con Rosalía. Rudolfo quedó como la única verdad y sin expresar la mentira quedó por siempre al lado de Rosalía. Rudolfo quedó al lado de la mujer que ama y que amó bajo aquél árbol con el sentimiento y más con su corazón, pero, aquella mentira quedó como nunca antes como un juego del alma y del corazón amando como nunca antes a Rosalía. Rudolfo quedó como el viento sosegado y penitente en el alma y más en el corazón con la única fuerza en el corazón cuando en el alma y más en el juego del alma y del corazón quedó todo en amar a la mujer de sus sueños a pesar de la cruel y tan vil mentira que expresó ante unos presentes cuando en el presente quiso ser el amor de Rosalía y el hombre que ella ama. El hombre de la razón y del amor en el corazón amando como nunca antes a Rosalía y como una sola verdad efímera quedó como el tiempo y más con el corazón en trizas y en pedazos la misma vida cuando la culpa le cayó encima como trozo de cielo con lluvia. Rudolfo y Rosalía se casan felizmente, pero, en el alma y más en el corazón se entristeció por cargar la culpa de aquella muerte inconsciente y todo por una cruel y vil mentira que expresó vilmente cuando quiso Rudolfo deshacerse del amor de Ruperta. La mentira quedó como la vil mentira cuando la verdad quedó con el amor y no con la libertad del alma y más en el corazón amando libremente con la justicia y sin vendas en los ojos amando como nunca a Rosalía.
FIN
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Autor:
EMYZAG (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 4 de septiembre de 2025 a las 00:06
- Categoría: Sin clasificar
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