Inventamos homérica historia
que me diera con creces la gloria
de su regio y divino trasluz;
y mirando su brillo constante
semejaba perfecto diamante
destilando su mágica luz.
Su ternura sería la tea
con poética lumbre que ondea
de ilusión el glorioso sentir;
que ofrecía de amor un glosario
que de ensueños traía el breviario
que inspiraba a soñar y vivir.
De sus labios de rojos carmines,
al compás de celestes maitines
me brindaba su célica miel;
con el beso que guardo en mi boca
con recuerdo febril que provoca
de que añore su nítida piel.
Sus miradas, aún por las noches,
las recuerdo con esos derroches
de romántico y regio fulgor;
que ofrecían el rayo divino
que alumbraba el ansiado camino
que llevaba a su nido de amor.
Es por ello que nunca la olvido,
y su rostro a mi mente prendido
en el alma lo miro brillar;
ya que siempre su imagen pristina
con sus nimbos de luz cristalina
mis recuerdos habrá de habitar.
Autor: Aníbal Rodríguez.
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Autor:
Rafael Escobar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 3 de septiembre de 2025 a las 10:24
- Comentario del autor sobre el poema: Sextetos decasílabos con verso agudos y llanos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Francisco Javier G. Aguado 😉, Hernán J. Moreyra, Mauro Enrique Lopez Z.
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