“Cuando el corazón ya no puede más”

Escucha…
No te mientas,
sé que estás cansado.
Lo sé.
No hace falta que digas nada.

Llevas demasiado tiempo
luchando con todo,
cargando silencios,
tragando lágrimas,
gritando por dentro
mientras sonríes por fuera.

Y duele…
duele tanto que a veces
ni siquiera tienes palabras
para explicar lo que sientes.
Pero yo te entiendo.
Te juro que te entiendo.

Este poema es para ti,
para esa parte de tu alma
que nadie ve,
para esas noches
donde no encuentras consuelo,
para esas veces
en que te preguntas
si algún día todo esto
va a dejar de doler.

Respira…
sí, respira.

No tienes que ser fuerte siempre.
No tienes que fingir
que todo está bien
cuando por dentro
se te cae el mundo a pedazos.

Sé cuántas veces
te rompieron las promesas.
Sé cuántas veces
te abrazaron mientras te herían.
Sé cuántas veces
dijiste “no pasa nada”
cuando por dentro estabas muriendo.

Pero mírate…
mírate bien:
aquí estás,
sigues de pie.

Sí, con cicatrices,
con heridas que nadie sabe,
con pedazos que recogiste solo.
Y eso,
eso no es debilidad…
eso es valentía.

Sé que extrañas a personas
que ya no están.
Sé que todavía sueñas
con momentos que no volverán.
Sé que hay canciones
que no puedes escuchar
sin sentir que el alma se te rompe.

Y sé que, a veces,
quisieras desaparecer…
pero mírame a los ojos ahora:
no te vayas.

Quédate.
Quédate por todo lo que aún no viviste.
Quédate por las sonrisas
que todavía te esperan.
Quédate por los abrazos
que aún no conoces,
por los amores
que aún no llegaron,
por los días en que volverás a reír
hasta que te duela el pecho.

No eres menos por llorar.
No eres débil por sentir.
No eres frágil por necesitar ayuda.
Eres humano.
Y tu historia, créeme,
no termina aquí.

Y cuando sientas
que el mundo se cae sobre ti,
recuerda estas palabras:

Tú vales.
Tú importas.
Tú mereces estar aquí.

No sé quién las necesite hoy,
pero si llegaste hasta aquí…
entonces, por favor,
respira una vez más
y sigue.