Como en las viejas historias,
era un lobo solitario,
paseando por la noche en busca de aventuras,
sin miedo a lo que pudiera suceder.
Recorría el mundo para mi propio deleite,
creyendo que la soledad podía ser un arte,
que el vacío podía convertirse
en maravillas ante mis ojos.
Pero en cada paso,
en cada sombra,
el silencio me recordaba
que no todo el mundo nace para vagar solo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.