Sin Riendas

_Incipiens_

Desde la herida más honda,
tu calor asciende,
como un sol inesperado
que disuelve la escarcha del alma marchita,
incluso en quienes juraron no volver a sentir.

Sobre ellos caen
ríos de plata que bañan sus cuerpos,
silenciando el dolor con sus cantos.

Hondos suspiros se escapan;
a pesar de todo,
risas y besos abrazan sus corazones.

Se cuela por todos los rincones;
el amor no tiene condiciones,
libre como un corcel sin riendas.

Y en el silencio último,
donde la voz se apaga
y la carne olvida,
quedará tu calor:
el único hogar que nunca se abandona.

 

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados

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