EN EL ÚLTIMO INSTANTE

EN EL ÚLTIMO INSTANTE 

Una tarde, el gran novelista y cuentista pesimista 
dejó triste este mundo porque se iba, 
y también porque anochecía 
tras la ventana de la habitación, porque el dormitorio
no reunía las condiciones mínimas imprescindibles
para emprender un vuelo espacial
raudo, directo, interplanetario.
Acudieron junto al lecho del enfermo 
terminal sus hijos y sus amigos 
más íntimos, algunos novelistas también íntimos,
con el propósito de que sus caras se fueran borrando
y bañando en la progresiva ausencia de luz
de antes de, en el último momento, correr los visillos,
como si quisiera hacer desaparecer
todas las caras la oscuridad creciente.
Y ya dormido, entonces sí sentirse al fin
a salvo de las contradicciones y equidistante
entre por ejemplo el dolor y la alegría, 
entre la alegría y el terror natural en este mundo.

Gaspar Jover Polo