Ahora, perdido en el abismo de mi propio ser,
confío en que ella sabrá cómo sanar
esas grietas que ni yo pude ver,
porque caminé ciego,
sin rumbo,
gastando mis pasos en una vida
que no me llevaba a ningún lugar.
Pensé que estaba hecho para el vacío,
para no atar mi hilo a nada ni a nadie,
como si el universo me hubiera escrito
con tinta de soledad.
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