Hoy me desperté con la alarma rota,
Pero igual me levanté,
Pues la costumbre es más fuerte que el deseo.
Nietzsche dice que la repetición era lo único eterno,
Y yo lo disculpa cuando me cepillo los dientes
Con la misma desgana de ayer,
Preguntándome si el espejo nota
Que ya no reconozco la cara que sostiene.
Camino hasta la librería de la esquina
donde el librero no recuerda mi nombre.
Me llama “joven” aunque hace mucho tiempo
La juventud abandonó mi vida,
Como Kierkegaard abandonó a Regina
Por miedo a no poder amar.
A veces creo que yo también abandono a todos,
Pero sin la excusa de la fe.
El periódico de hoy trae muertos anónimos,
Pero yo envidio su certeza:
Ser cifra es más fácil que ser persona.
Camus dijo que el suicidio era la única cuestión seria,
Y me sorprendo buscando respuestas
en el fondo de una taza de café.
Soy una canción triste de Phoebe Bridgers,
Caminando en la oscuridad pintado de rojo.
En la parada del bus hay una silla vacía.
Me siento ahí como si esperara a alguien,
Pero nadie viene, nadie se sienta.
Tal vez es lo que somos:
Sillas vacías en la memoria de los otros,
Lugares reservados para un encuentro
Que nunca se cumple.
Cuando cae la noche,
La ciudad enciende luces
Como si quisiera alumbrar algo de mí,
Pero todo me recuerda que nada es eterno.
Quizás la tragedia no sea morir,
Sino seguir aquí, continuar vacío,
Castigando a quienes me aman
Con mi lenta manera de desaparecer.
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Autor:
Daniel De La Guardia (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de septiembre de 2025 a las 03:18
- Categoría: Triste
- Lecturas: 2
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