Ya me estás olvidando

Ya me estás olvidando

Ya me estás olvidando,

lo siento en el silencio de tus pasos,

en las distancias que antes no existían

y ahora son abismos que nadie nombra.

Ya casi no caminamos juntos,

ya no hay tardes compartidas

donde el horizonte nos hacía cómplices,

mirando cómo el sol se despedía lento,

como si guardara nuestros secretos.

Ahora, cuando el día muere,

veo en esa despedida del sol

tu manera de soltarme poco a poco,

como si cada rayo que se esconde

fuera un pedazo de ti que ya no regresa.

Y me duele.

Me duele porque dueles cuando dueles,

porque tu ausencia no es solo ausencia,

es filo que corta,

es vacío que grita,

es distancia que sangra.

No puedo estar ahí para ti,

no puedo ser el refugio que fui,

ni sostener tus silencios con mis manos,

ni guardar tus lágrimas en mi pecho.

No puedo ser tuyo

como mi alma aún clama serlo.

Pero aun en esta verdad que hiere,

queda un hilo,

una esperanza delgada pero firme,

un susurro que me dice

que lo verdadero no se extingue,

que lo profundo resiste al tiempo

y que las despedidas

a veces son solo pausas disfrazadas.

Si algún día tu mirada vuelve a buscarme,

si algún día tus pasos vuelven a rozar los míos,

ahí estaré,

porque aunque me estés olvidando,

yo todavía te recuerdo en cada atardecer,

y en cada adiós del sol

descubro la promesa

de que siempre habrá un amanecer.