Tan solo y callado
me quedé un momento,
que pensé en tu aroma
y soñé tu cuerpo.
Te tomé despacio,
te abracé en silencio,
cerrando tus ojos
me diste tu aliento.
Me dijiste tú eres
mi más bello sueño,
mi único pecado,
mi más puro anhelo.
Penetré en tu alma
y profané tu ser,
convertí a la niña
en una mujer.
Creí ser el amo,
poderoso rey
del reino más puro,
tu divino ser.
Tu Dios lloró entonces
al verte plasmar
en mi lecho blanco
el pecado mortal.
Te estreché en mis brazos
y te oí llorar,
pero no de pena,
de felicidad.
Nos lo dimos todo
tal vez algo más,
sin firmar un acta
ni ver un altar.
Nos bastó el recuerdo
Y las ganas de amar,
solo tu tristeza
y mi soledad.
Ahora despierto
y cuenta me doy
que solo fue un sueño
y llorando estoy.
Que no era tu aliento
lo que tomé yo,
que era el alma misma
que se me escapó.
Y vuelvo a ser polvo,
y vuelvo a morir,
y lloro en silencio
al verte partir.
Que triste y que fría
es la realidad
cuando uno despierta
de un bello soñar.
16 diciembre 1997
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Autor:
Juan Aguiar (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 31 de agosto de 2025 a las 15:07
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 3
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