¿QUÉ NO SE HA DICHO? © 

Norma Cecilia Acosta Manzanares

Título: ¿QUÉ NO SE HA DICHO? © 
Autora: Norma Cecilia Acosta Manzanares
País: Venezuela

¿Qué no se ha dicho?
Ni la explosión ciega,
ni el grito que desgarra la materia.
Se calló el eco en la razón,
persiste la sombra
que nos acecha por dentro.

No es el hongo de fuego en el cielo,
es la espora en la médula del mundo.
Invisible, cotidiana, aprendida:
el miedo que se sirve en la mesa.

No se ha dicho el precio de la calma,
esta paz que se abraza al abismo,
el pacto tácito que el miedo embalsama:
suicidio colectivo, un espejismo.

Hemos normalizado el fin del mundo,
lo volvimos un rumor en la radio,
una estadística, un sueño moribundo,
mientras la muerte baila en el horario.

¿Quién hablará del alma que se encoge
ante el poder que pudre la esperanza?
Del futuro que el presente deshoja,
del "después" que perdió su confianza.

No se ha dicho la complicidad del aire
que respiramos, denso de ironía;
cómo un gesto sin alma, arbitrario,
puede borrar la luz de cada día.

América Latina no necesita submarinos,
necesita raíces, cantos, memoria.
El Tratado no es papel, es territorio,
es cuerpo, es tierra, es promesa viva.

Hoy, al filo del abismo,
alzo el vuelo no con un grito,
sino con semillas.
Mi voz no es estruendo,
es un anhelo
para sembrar grietas en pesadillas.

Se omite el peso de la herencia,
la carga que legamos en silencio:
un planeta que guarda la demencia
de una especie que optó por el veneno.

El miedo no es la ráfaga que pasa,
es el frío que anida en la médula,
la conciencia que se quiebra y se abrasa
negando la grieta, la última cédula.

Que este lamento remueva el simiente:
el horror no es la bomba, es el olvido
de que somos el fuego y el firmamento,
y que el poder de elegir no ha huido.

El verdadero ensayo es el que hacemos
al despertar, en el alma, cada instante.
¿Seguiremos ciegos,
o al fin seremos
la paz que no se espera,
sino se planta?

Y si el diablo susurra “esto es normal”,
que el poema despierte la carne,
que el cuerpo entero se erice y grite:
¡No en mi nombre!
¡No en nuestra carne!

Ver métrica de este poema
  • Autor: Frenesí (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de agosto de 2025 a las 12:50
  • Comentario del autor sobre el poema: Este poema nació de una urgencia que sentí en las entrañas. De la necesidad de nombrar lo que todos callamos: ese miedo que ya no es susto, sino costumbre. Ese horror que se volvié rutina. Escribo sobre la sombra que nos acecha por dentro, sobre cómo normalizamos el abismo y le llamamos paz. Sobre cómo el poder no solo oprime, sino que pudre hasta la esperanza. Pero no quise quedarme en la denuncia. Mi grito más fuerte es semilla, no explosión. Es un llamado a erizarnos enteros, a decir ¡No en nuestra carne! cuando nos quieran convencer de que esto es normal. América Latina no necesita más armas ni tratados vacíos. Necesita raíces. Memoria. Y la valentía de plantar paz donde solo hay pesadillas. Este poema es mi manera de rasgar el silencio. De recordarnos que el poder de elegir aún late en nosotros, incluso cuando todo dice que hemos perdido.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 28
  • Usuarios favoritos de este poema: Henry Alejandro Morales, FRANCISCO CARRILLO, rosi12, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., JUSTO ALDÚ, Santiago Alboherna
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios5

  • FRANCISCO CARRILLO

    Pues otra vez me toca pensar. Jajaja

    • Norma Cecilia Acosta Manzanares

      El mejor cumplido para un poema es habitar la mente del lector después de leído. Gracias por permitirle a mis palabras ese espacio en tus pensamientos. Un honor venir de tu parte.

    • rosi12

      No se ha dicho el precio de la calma,
      esta paz que se abraza al abismo,
      BELLAS LETRAS GRACIAS POR COMPARTIR , BUEN DOMINGO

      • Norma Cecilia Acosta Manzanares

        ¡Me alegra que resonara contigo! Esas dos líneas que destacas condensan justo la paradoja que quería transmitir: esa calma frágil que se mantiene al borde del vacío, ese silencio que es a la vez supervivencia y renuncia.
        Que tengas un excelente domingo también. Celebro encontrar lectores que leen entre líneas y sienten la palabra.
        Un abrazo.

        • rosi12

          GRACIAS QUE TENGAS UN BUEN COMIENZO DE MES, COMO LA CANCION SEPTEMBER MORE, SALUDOS DE AMISTAD

        • Nkonek Almanorri

          América Latina no necesita submarinos,
          necesita raíces, cantos, memoria.
          El Tratado no es papel, es territorio,
          es cuerpo, es tierra, es promesa viva.

          Qué razón tienes y nos hace saber, y recordar a muchos, cuando escribes que hoy ya nos es susto, sino algo más grave: es costumbre. Nos han acostumbrado al silencio, al desinterés, al olvido e incluso al desprecio por la responsabilidad y es así que también nos han hecho cómplices de sus crímenes, que incluso nos invitan a votar a criminales asesinos en las urnas y acudimos con la cabeza gacha. Al final ocurre que votamos fascismo porque somos fascista, salvo excepciones, claro.

        • JUSTO ALDÚ

          Buen comentario de autor. Me parece muy coherente y cierto. Estamos en tiempos cruciales en el Caribe.

          Compañera, al leerte sentí que tus palabras nos atraviesan porque son también nuestras, como si hubieras puesto voz a lo que callamos en silencio colectivo. Ese miedo que nombras, cotidiano y aprendido, lo conocemos demasiado bien: lo hemos respirado, lo hemos normalizado. Entendemos esa urgencia de sembrar semillas en lugar de bombas, de resistir desde la memoria y el canto. Tu poema no es solo denuncia, es un espejo en el que reconocemos nuestra propia herida y, a la vez, la fuerza de seguir diciendo: no en nuestro nombre.

          Saludos

        • Santiago Alboherna

          Venezuela es la herida abierta de América Latina, q supura en el silencio cruel de sus países hermanos, en la indiferencia de un mundo inhumano, en la apatía de líderes sin tierra viva. Y este poema se levanta allí, en esa oquedad desmadrada, en ese desierto abrasador, en ese vacío lleno de nada, en esa oscuridad infinita de dolor. En quizás el principio, de un trágico y belicoso final. Donde las explicaciones son ruidos q lastiman. Las ideas políticas, latigazos q desangran. Los consuelos, buenas razones para rabiar. Las religiones, casi culpables del espanto.
          Pero este poema no se levanta para protestar, para acusar, para consolar o para gritar, sino, solo... para contar. Para narrar desde una opresión q se niega a ser descripta, explicada, entendida. Narrar desde una angustia q se resiste al consuelo, que quiere ser angustia. Una angustia que necesita mostrarse, pero no para q la consuelen, sino para q la lean, la vean, la contemplen...

          Ojalá, ojalá pueda ser yo una de las personas q haya, no entendido, sino mirado este poema tan singular como bello, ojalá ...



        Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.