Te imploramos de rodillas, buen guardabosques,
¡dime! ¿Cómo se reconoce el famoso sapo azul?
¿Acaso es por su color, ya que los demás son verdes?
¿O es por el tipo de salto que hace?
¿Por su alerta? ¿Por huir y saltar al menor de sus espantos?
¿O bien por su modo de balancearse entre los nenúfares,
creyendo que navega por anchos mares?
¿Es por su voz de tenor? ¿Por llevar una capa de piel arrugada como la de los piratas diciéndose que así luce mejor?
¿O es por lo que le haces soñar, Besar a todas las princesas y con ellas bailar?
¿O tal vez porque le gusta bromear, pasar mucho tiempo en casa,
o bien, vivir en un bosque encerrado y nunca despertar?
Después de pensar durante mucho tiempo y mirar un estanque misterioso,
el viejo forastero nos dice: "El problema con ese sapo es que nunca lo vemos.
Es un bandido que conoce el mundo, se esconde entre charcos y no habla de los otros.
No se deja ver y tiembla ante su imagen".
"Estás mintiendo, guardabosques", le respondí. "
« Esta mañana lo vi: un verdadero zafiro con patas.
Cómplice del buen tiempo, amante del cielo puro, era verde, pero reflejaba el azul.
Era azul brillante, vestido de dulce tull,
tenía un collar de diamantes y confeccionado por un gigante,
y de cada salto nacía un sueño untado de deliciosos colorantes.
Escucha al otro para comprender y no para juzgar.
Le gusta reír de sí mismo y todo le hace ilusión".
-
Autor:
pasaba (
Offline)
- Publicado: 30 de agosto de 2025 a las 09:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.