Arquitecto del presagio(METAFORA)

El hombre carga en su piel
cicatrices de su historia,
laberintos de memoria,
sombra amarga, luz de hiel.
Cada herida es un laurel,
cada derrota, semilla,
que aunque la vida lo humilla
le forja fuego en el pecho.
De su dolor hace un lecho,
de su ruina, maravilla.

Sueños rotos lo persiguen,
utopías lo reclaman,
sus pasiones se derraman
y en su carne se consiguen.
Pensamientos que lo obliguen
a enfrentarse en su desvelo,
la euforia quema su cielo,
la melancolía lo hunde.
Pero su espíritu funde
claridad dentro del velo.

Cada rasgo es un espejo
donde se dibuja abismo,
se consume en su lirismo
y en sus dudas deja trecho.
Camina lento y perplejo,
pues su conciencia lo hiere,
y aunque su cuerpo se muere,
persiste su voz oculta.
La herida jamás se insulta,
mas lo levanta si quiere.

Metáforas son cadenas
que lo atan y lo liberan,
catedrales que prosperan
entre ruinas y condenas.
Son su llanto y sus arenas,
su alimento y su prisión,
su secreto corazón,
su mapa de lo imposible.
Con ellas torna visible
el caos de su creación.

El hombre es sombra y relámpago,
es ceniza y es deseo,
es reflejo en su rodeo,
arquitecto del presagio.
De la tristeza hace un plagio
que transforma en claridad,
y en la más honda verdad
descubre su arquitectura.
Su ruina es su gran cultura,
su herida, su eternidad.