Hay sabores que se quedan en la memoria,
como un vino que no termina de vaciarse,
como un beso detenido en los labios del tiempo.
Tu recuerdo es ese eco que no muere,
que atraviesa la eternidad y sigue temblando en las esquinas de mi alma.
Nos tocó separarnos,
seguir caminos opuestos que el destino dictó, pero la vida no borra lo auténtico,
solo lo guarda en pausa, como quien cierra un libro sabiendo que volverá a abrirlo.
No renuncio al sentimiento, lo abrazo en silencio, porque hay amores que quedan inconclusos y aún así respiran, como una llama que no se apaga el viento intente doblarla.
Me queda tu esencia,
ese estremecer sublime que un día
hizo convulsionar mi ser,
la certeza de que fui vista,
querida, auténtica en tus ojos.
Y aunque no alcanzó el tiempo,
aunque la vida nos negó el instante completo,
lo nuestro no conoce de finales,
sino de pausas llenas de eternidad.
El mundo gira, y en sus giros sé que nos llevará
a reencontrarnos en un tiempo distinto,
más real, más válido, el amor no tenga que esconderse postergarse, sino vivirse de manera extraordinaria.
Hasta entonces,
seguiré caminando con la memoria viva
de lo que somos, de lo que fuimos,
y de lo que inevitablemente
volveremos a ser: dos almas que se reconocen
en cada latido suspendido,
en cada sueño sin despedida,
en cada promesa callada
que aún nos pertenece.
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Autor:
Poemas De Una Mente Joven. (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 29 de agosto de 2025 a las 00:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Anne Sarabande
Online)
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