Y supe que eras tú
Dos caminos se abrían bajo la niebla,
uno danzaba con promesas fáciles,
el otro se hundía en un bosque sin nombre,
cubierto de hojas que nadie se atrevía a pisar.
El aire olía a historia,
a algo antiguo que aún no había sido vivido.
Y el viento,
el viento susurraba tu nombre
desde las ramas dormidas.
Cerré los ojos.
Escuché.
Sentí el temblor de mi pecho
como brújula rota
y al mismo tiempo perfecta.
No elegí el camino más claro,
ni el más recto,
ni el que ofrecía certeza.
Elegí el sendero donde imaginé tus huellas,
aun sin haberlas visto.
Avancé entre sombras que me conocían sin conocerme,
bajo cielos que cambiaban de color con mis dudas.
Cada piedra era un presagio.
Cada hoja, un suspiro detenido.
El bosque no me habló con palabras,
pero me entregó señales:
una flor que creció en la grieta,
una mariposa que tembló como mi voz,
el sonido de unos pasos que no eran míos...
pero sí tuyos.
Tal vez no eras el destino,
sino el mismo sendero.
Tal vez eras el bosque.
O la niebla que me empujó a buscar.
Hoy no sé si fue locura o fe,
pero mi alma reconoce este silencio:
fue tu sombra la que elegí seguir,
cuando todos esperaban que tomara la luz.
Y eso, amor mío,
fue mi primer acto de libertad.
No fue un trueno.
No fue un milagro con luces ni señales.
No fue el temblor del mundo
ni el rugido de lo desconocido.
Fue apenas
el roce de una mirada tuya
desnuda de intención,
como si no supieras
que en ese gesto vivía el universo.
Y entonces supe.
Supe que te había amado mucho antes de saberlo.
Supe que te buscaba incluso mientras dormía.
Supe que eras tú la melodía que tarareaba sin memoria,
la sombra que me seguía en los espejos,
la voz sin cuerpo que me calmaba las tormentas.
No cambió nada afuera.
Las hojas seguían cayendo.
La tarde se mantenía intacta.
La taza de té aún humeaba en mis manos.
Pero por dentro,
el alma se replegó
como si acabara de comprender
el idioma con el que fue escrita.
Y en ese silencio tan perfecto, tan tuyo,
entendí que hay verdades
que no se piensan.
Se reconocen.
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Autor:
LOURDES TARRATS (
Offline)
- Publicado: 25 de agosto de 2025 a las 13:57
- Comentario del autor sobre el poema: Queridos amigos, A veces no elegimos con la lógica, sino con el alma. A veces, el amor no llega como un trueno, sino como un susurro que reconocemos en silencio. Este poema nació de esa sensación: cuando, sin saber por qué, tomamos un camino incierto…y solo después entendemos que fue amor lo que nos guio. Este poema es parte de mi búsqueda por poner en palabras lo que el corazón ya sabía. Lourdes
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Mª Pilar Luna Calvo, FRANCISCO CARRILLO, Nelaery, Josué Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., JUSTO ALDÚ, ElidethAbreu, EmilianoDR, Javier Julián Enríquez, alicia perez hernandez
Comentarios4
Yo he oído muchas ceces que el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Este juego de palabras me hizo pensar mucho y llegar a la conclusión de que, el corazón nos guía hacia soluciones que la mente rechaza.
Muchas gracias, Lourdes.
Lourdes Hermosos versos, emvuelto en amor, magia, anhelo y un toque exquisito de melancolia.
El aire olía a historia,
a algo antiguo que aún no había sido vivido.
Y el viento,
el viento susurraba tu nombre
desde las ramas dormidas.
Gracias por compartir su arte. Saludos cordiales!!
Estimada Yoleisy,
Muchísimas gracias por tus generosas palabras.
Me alegra que hayas respirado la brisa del poema y sentido ese susurro entre ramas dormidas.
A veces, uno escribe con los ojos cerrados… y alguien llega y ve.
Un abrazo poético,
Lourdes
Se despliega como un rito íntimo de revelación: la elección de un sendero oscuro, incierto, donde el amor no aparece como destino brillante sino como susurro en la penumbra. La voz lírica reconoce en la ausencia de certezas la mayor de las libertades: seguir la huella invisible del otro. Las imágenes del bosque, la niebla y los signos mínimos (flor, mariposa, pasos) construyen un universo místico donde el amor se confunde con la esencia misma del camino.
Saludos
Amigo Justo,
Gracias por leer con tanta hondura.
Tu comentario me llega al alma, porque has entrado justo donde el poema quería llevar… ese lugar donde el amor no grita, sino que susurra desde la niebla.
Sí: hay libertad en elegir sin garantías, y una forma de fe en seguir una huella invisible.
Me complace que hayas sentido la flor, la mariposa, los pasos…
Cada uno era un pequeño milagro esperando ser visto.
Gracias por revelarme también a mí un poco más del poema.
Tu lectura lo hace respirar más hondo. Con más aceptación.
Un abrazo,
—Lourdes
Que el amor siga guiando sobre el instinto y el razonamiento querida Lourdes.
El corazón, que tiene sus propias neuronas sensitivas y una fuerza tal, que es la parte del cuerpo al que nunca llega el cáncer.
Gracias por escribir siguiendo las corazonadas que mas que coincidencias, son diosidencias y marcan el rumbo de tus sentimientos.
Abrazos y una delicia de leerte de corazón a corazón.
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