La felicidad, ese mito burgués
Moneda extinta, ceniza sin fe,
ya no se compra, ni vale. ¿por qué?.
Se pasea altiva por salas brillantes,
donde nunca llueve el polvo de antes.
Yo la vi una vez, con ropas gastadas,
perfume vencido, promesas prestadas.
Hablaba de sueños con voz de rutina,
como quien recita: carta, fe y doctrina.
El mundo la aplaude con manos ajenas,
repite sus muertos, reza con cadenas;
y espera del eco, vacío y marchito,
un poco de sentido, un soplo infinito.
Mas di a tu sombra: ¿Quién nombra el olvido,
si todo camino yace destruido?
Bajo nuestros pasos, ruina tras ruina,
canta el polvo viejo su canción divina.
La alegría —impostora— tal vez se derrama
en tumbas de papel, en letras sin llama.
Yo sangro en sus hojas, me niego al consuelo,
verso tras verso me arranco del suelo.
Algunos persiguen virtud luminosa;
yo busco el tabaco, mi calma ociosa,
y un sorbo de noche, silencio curtido,
lejos de las voces del coro fingido.
Felicidad. ¡Que se la queden!
con sus retratos de engaño.
Prefiero el rincón de los desengaños,
con copa a medias,
la sombra en la piel,
y esta pluma abierta desafiando al cielo,
con un sorbo amargo,
y mi sombra en duelo.
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Autor:
Isidora Luna (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de agosto de 2025 a las 21:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Annabeth Aparicio
Comentarios1
Me ha gustado mucho, Por desgracia vivimos en una simulación de casi todo. Saudos.
Gracias, bueno... siempre nos queda, escribir sobre ello.
🍷
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