Amado mío, guardián de mí locura,
escribo en este día casi final,
Mi cuerpo ya no arde,pero jura
que aún siente tu piel y tu deseo carnal.
Te he amado con vergüenza y delirio,
Con culpa en mi mente y fuego en el vientre,
Tu fuiste el único suspiro
que mi alma recordó eternamente.
No te pido perdón, ni que me llores,
solo recuerda aquella vez,
la noche en qué tus manos como flores,
se abrieron sobre mi con timidez.
Mi piel,entonces, viva, florecida,
bebió de ti con sed, lo prohibido.
No sabías amar en esa guarida,
pero amaste sin haber sabido.
Hoy la muerte ronda como amante,
no temo el fin, ni el juicio, ni el dolor.
temo olvidar tus labios en un instante,
tus ojos jóvenes y su candor.
Te dejo este susurro en la tinta
de una carta que llora en mis manos,
tal vez la leas tarde,o sea carta extinta
bajo las lágrimas de mi llanto.
Solo sigue el sonido de mi voz en el mar,
el sollozo del aire emocionado en la plaza,
la penumbra de aquel rincón donde aprendiste a amar,
O estaré en el recuerdo de aquella terraza.
Cuando hagas el amor, porque lo harás,
piensa en mi, no con culpa, con calma,
recuerda que en tu pecho me acurruqué,
y que en tu piel se apagó la llama.
Hoy me voy despacio, sin gemidos,
cómo se fue esa llama tras bailar,
pero en tus sueños, dulces y encendidos,
volveré desnuda, y te volveré a amar.
Aguila Solitaria
Di no al plagio
Derechos de autor ®
12/08/2025
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Autor:
Águila Solitaria (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2025 a las 18:57
- Comentario del autor sobre el poema: Octava entrega de una serie de poemas que narran toda una anécdota de mi vida
- Categoría: Amor
- Lecturas: 4
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