Elena
Bajo el cielo gris que llora sin consuelo,
camino entre recuerdos que el viento lleva lejos,
tu risa era un refugio en mi pecho vacío,
pero hoy solo me queda el eco de tu ausencia,
y el tiempo, lento, borra lo que un día fue cierto.
Las calles se iluminan con luces ajenas,
gente que sonríe sin saber mi tormento,
tus ojos brillaban como faros en niebla,
yo fui quien apagó su luz con mis silencios,
y ahora busco en la oscuridad tu aliento.
El amor era un río que fluía tranquilo,
yo construí un muro con mis manos frías,
ahora las olas rompen contra mi olvido,
y cada ola repite tu nombre, Elena,
mientras la luna mira sin decirme nada.
El invierno se queda en mi alma cansada,
las hojas secas giran como pensamientos,
tus palabras calentaban mis madrugadas,
pero yo las dejé caer como ceniza,
y el viento se las llevó para siempre lejos.
Si pudiera volver atrás los segundos,
te abrazaría fuerte antes de perderte,
guardaría tu voz como un tesoro oculto,
pero el reloj no sabe de arrepentimientos,
y solo me devuelve sueños rotos.
Ahora la aurora llega con su luz fría,
y yo sigo aquí, con el peso del ayer,
tus huellas se borran en la arena mojada,
el mar murmula canciones que ya no entiendo,
Elena, fuiste el sol que yo dejé marcharse.
—Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2025 a las 02:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, Mauro Enrique Lopez Z.
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