Resulta curioso o como mínimo sorprendente comprobar, como la persona que se ha mantenido ausente en el tiempo, entra con sigilo en nuestro cuarto de los recuerdos. Las vivencias pierden fragancia que tiempo atrás solían desprender, y con el correr del calendario, los recuerdos acuden con menor insistencia. La tristeza se mitiga, y las lágrimas dejan de brotar, tan solo lo hacen alguna que otra furtiva, hasta que terminan secándose cuando se agota la fuente del dolor. Un velo cubre la imagen de nuestra retina, y su figura se difumina con el paisaje, colores nuevos ayudan a distraer el alma con tempranas vivencias.
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Autor:
emiliodom (
Offline)
- Publicado: 20 de agosto de 2025 a las 04:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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