Avenencia

Avenencia

Han dicho que una amistad
pura, buena y verdadera,
no es una amistad cualquiera
y hoy veré si eso es verdad.

En versos que el tiempo guarda,
alguien juró sin maldad
que en este mundo la edad
sabiduría resguarda.

La amistad está en muchos planos,
no se rompe en un error,
sino que brinda calor
fuera de intereses vanos.

Por eso con voz sincera
busco en el alma un cristal
que me muestre la señal
de una amistad verdadera.

Por tanto, pondré por prueba
mi estimado corazón,
para ver si aquel perdón
no se frunce en una gleba.

Si el tiempo borra heridas
o si el rencor es raíz,
que lo diga el infeliz,
a ver si ya hay despedidas.

¿Sabrá limpiar la tristeza
o guardará en su rincón
veneno en vez de perdón
ese soldado que empieza?

Si el alma se da sin miedo,
si el dolor se vuelve canto;
si hay consuelo en cada llanto,
entonces, digo que puedo.

Cuando no hay sombra ni engaño,
cuando el gesto es franco y puro,
el camino es más seguro
y se evita hacer el daño.

Si al sufrir, hay una mano
que en silencio te sostiene:
el corazón se previene
y se vuelve más humano.
Hay amistades y cáscaras
y en realidad siempre son
entre las dos, ilusión
de sentimientos y máscaras.

No hay amistad verdadera,
anónimo escrito aquel...
el poema que en papel
nos demuestra qué hay afuera.

La amistad es enseguida
una forma para unir
valentía y porvenir
en dos seres con la vida.

La amistad, si es genuina,
no teme a la prueba cruel;
es sol en invierno fiel,
es luz que nunca declina.

En resumen, la amistad
es deleite en los humanos,
al unirse como hermanos
dos personas en verdad.

                       Samuel Dixon