Es que no sé cómo describirla.
Empezó como cajera hace dos meses en el super de la esquina. Es un alma cándida y desde que nos vimos por primera vez nos hemos caído muy bien. Debe rondar los veinte, pero aún es doncella. Me lo dicen sus senos discretos, las caderas uniformes, el acné de sus mejillas y estoy seguro que más de uno de sus granitos son por mi culpa. No es despampanante, yo creo que ella se cree fea, y al contrario, es preciosa. No es presumida: no se maquilla ni se pinta las uñas, se peina su melena azabache… bueno, se peina; es una muchachita tan sencilla.
Cada vez que le hablo, se deshace en palabras que para mí son trinos. Su voz llega a mis oídos como campanillas de plata tocada por manos de un hada buena. Te gusta el trabajo, Fátima Zahara? Sí, me gusta mucho; y no sé qué más me dice porque a mi oído sólo llega “ pio, pio,pio,pio...”. Se le nota. Está por resolver la caja para salir corriendo a reponer estanterías, o sacar los panes del horno. Estaba yo llegando a caja y ella a punto de irse volando a sus tareas. Yo casi ya me iba. Ya te vi, pero te cacé al vuelo: y “ pio, pio,pio,pio…”. Fátima Zahara, hace días que no te veo. Sí, es que mi horario “ pio, pio,pio,pio…”.
No es un supermercado que yo frecuente; lo tengo a mano para una emergencia, porque todo cuesta un treinta por ciento más caro. Pero lo uso de atajo, porque entro por la puerta trasera y la puerta de delante da directamente al centro y así no tengo que dar toda la vuelta. Pero cuando es que está Fatima Zahara siempre entro a comprar alguna cosa tonta. Es por compasión (bueno, el placer es mutuo). Yo creo que se pasa el día mirando la puerta porque no hago sino entrar y ya me localiza y se ilumina y se deshace en sonrisas. A veces hago como que no le presto atención, no por maldad sino por discreción, y pone cara de frustración, como diciendo no me ha mirado. Sus compañeras las veteranas ya se han dado cuenta. Ya es imposible disimular: se nos nota.
A ver, sí, puedo enamorarla perdidamente (acaso un poco más de lo que ya está), pero es que me despierta mucha ternura, también paternalista, y eso me retiene. Luego es que no quiero romper la magia de su inocencia. Esa sonrisa limpia y ese trino melodioso. Yo no soy un hombre fiel. Aunque a la vez, valga la redundancia, para su primera vez, quisiera ser yo quien le regalara esa experiencia, porque sabría hacerlo para que enseñarle lo que es hacer el amor con amor, y no cualquier tipo de su edad o lo que sea que se aproveche de tanta candidez y encima hasta la pueda embarazar sin saber apreciar su sencillez y belleza. Pero al tiempo lo siento como un pensamiento incestuoso y una profanación de la pureza: como pegarle a dios, como violar a una musa; profanar un templo sagrado. Y si la adoptara no sería justo, no dejaría que ningún hombre se le acercase: sería virgen hasta que me muera.
A veces hago el camino largo para no pasar y verla, para que se acostumbre a mis ausencias.
Fátima Zahara: me tienes loco de la cabeza.
Comentarios1
Y si que te tiene enamorado ...Lío
bellas letras de tu musa que tiene
extasiado,
gracias por compartir
feliz inicio de semana .
A veces hago el camino largo para no pasar y verla, para que se acostumbre a mis ausencias.
Fátima Zahara: me tienes loco de la cabeza.
besos besos
MISHA
lg
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.