Todos los hechos históricos
ocurren tres veces:
La primera es una desgracia.
La segunda una farsa.
Y la tercera una advertencia.
Hay que ser capaz de ficcionalizar la realidad para poder escapar de ella.
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Autor:
Nkonek Almanorri (
Offline)
- Publicado: 18 de agosto de 2025 a las 14:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 111
- Usuarios favoritos de este poema: Santiago Alboherna, MISHA lg, Salvador Santoyo Sánchez, Scarlett-Oru, Roberto D. Yoro, alicia perez hernandez, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z., Francisco Javier G. Aguado 😉, pasaba, Mª Pilar Luna Calvo, racsonando, Gonzalo Márquez Pedregal, Jaime Correa
Comentarios4
a mi me parece q la mejor manera de escapar de la realidad, es no escapar de ella ...
oh quizás para quedarte en ella conscientemente
interesantes tus letras poeta
gracias por compartir
Todos los hechos históricos
ocurren tres veces:
La primera es una desgracia.
La segunda una farsa.
Y la tercera una advertencia.
Hay que ser capaz de ficcionalizar la realidad para poder escapar de ella.
besos besos
MISHA
lg
Gracias Misha Ig por tu opinión.
Gracias poeta por la ingeniosa manera de dividir la historia en sus letras.
Placer de leerlo.
Abrazos.
Gracias EliethAbreu por tu opinión.
Gracias Nkonek.
La historia es implacable en su crueldad: no se limita a repetirse, nos ridiculiza cuando somos incapaces de aprender de sus lecciones. Primero nos azota con la tragedia, como si quisiera dejarnos grabado a hierro candente que la catástrofe es real. Después, cuando reincidimos en la estupidez, nos arroja la farsa, una versión grotesca de lo mismo, como si dijera: “miren qué patéticos son, repitiendo los errores con una torpeza caricaturesca”. Si todavía no entendemos, la tercera vez se convierte en advertencia, no para salvarnos, sino para dejarnos claro que merecemos cada aniquilación que nos acontece.
La memoria humana tiene la arrogancia de creer que basta con recordar, pero la historia no premia la memoria: castiga la soberbia de quienes creen que conmemorando el pasado ya lo dominaron. La historia no es maestra benigna; es verdugo paciente. Cuando no aprendemos, no nos concede otra oportunidad: nos exhibe en su teatro como títeres degenerados que tropiezan en la misma rueda, una y otra vez, hasta que ya no queda nada contra lo cual luchar.
La Hechicera de las Letras.
De una forma u otra todos somos parte de esta historia macabra, pero hay formas y formas de actuar con y frente a ella. Del resto de tu opinión no cambiaría ni una coma.
Gracias.
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