El Amor Duele

El Amor Duele

El amor duele como espina que clava su filo en el pecho,  
dejando heridas que el tiempo no logra borrar con su paso,  
es un suspiro que se ahoga en el llanto de un alma rota,  
una promesa que se esfuma al romperse en mil pedazos,  
y aunque intentes sanar, siempre queda su huella en tu memoria.  

El amor duele cuando arde como el sol en la piel abierta,  
convirtiendo los besos en cenizas de un fuego que se apaga,  
es un espejismo de alegría que se torna en sombra eterna,  
un camino de flores que al pisarlas se llenan de espinas,  
y no hay consuelo que calme el eco vacío de su partida.  

El amor duele más que el silencio de una noche sin estrellas,  
cuando el recuerdo se convierte en un fantasma que no se va,  
es un abrazo que se vuelve cadena y lastima sin quererlo,  
una melodía que al escucharla desgarra el alma en segundos,  
y aunque cierres los ojos, su dolor sigue latiendo en tu sangre.  

El amor duele como el mar que golpea las rocas sin descanso,  
arrastrando sueños que jamás lograron tocar la orilla,  
es un jardín que se marchita antes de florecer en primavera,  
un susurro dulce que al repetirse se torna en amargo grito,  
y no hay refugio donde esconderse de su frío eterno.  

El amor duele, pero aun así seguimos buscando su calor,  
como locos que beben veneno creyendo que es miel pura,  
es un juego donde siempre perdemos y aun así apostamos,  
una herida que nunca cicatriza pero nos negamos a vendar,  
porque en su dolor perdura el fulgor de lo que un día fue.

—Luis Barreda/LAB