Dos hombres conversan,
yo,
curioso,
como siempre,
o como casi siempre,
me limito a oírlos de lejos,
- ¿Dónde crees que esta el amor?
Pregunta el primero.
- Yo lo encontré por allá.
Responde el segundo (señalando)
El primer hombre avanza
en la dirección propuesta.
Luego de caminar…
quien sabe por cuánto tiempo,
se cruza un hombre
que avanza en sentido contrario.
Antes de darse cuenta,
nuestro aventurero
se encuentra rodeado
por un grupo de hombres.
Éstos, antes de que se diera cuenta
simplemente lo atacan,
sin previo aviso,
sin razón aparente,
simplemente lo atacan,
le propinan
una paliza sin precedentes.
El hombre,
rengo y mal herido,
regresa donde está su amigo
para contarle lo sucedido.
Su amigo, solo ríe…
- ¿Estás seguro… que era por ahí?
- Completamente, es por ahí.
Repite, señalando la misma dirección.
El primer hombre,
confiando en su amigo
aun a cuestas de su integridad física,
simplemente avanza,
una vez más.
Una vez superado el tramo
donde previamente
había acontecido aquella golpiza
continúa avanzando.
Pocos minutos habían transcurrido
cuando una jauría de perros
feroces, de gran porte, ladridos estruendosos,
aparece delante de sus ojos.
El hombre se sobresalta,
su alma
pareciera escapar de su cuerpo inmóvil,
petrificado, pálido.
Luego de unos pocos minutos,
tras recuperar el aliento,
y el control de sus piernas,
continúa avanzando.
La noche se le avecina,
y las calles oscuras
de tierras desconocidas
podrían no ser lugar
donde el amor pudiese acampar.
Ruidos extraños
se oyen por doquier,
siluetas de sombras extrañas
lo rodean en cada paso,
se siente observado,
inquieto.
Lejos de poner en duda
las certezas
establecidas por su amigo,
el hombre avanza.
De pronto
oye pasos a su alrededor,
el crujir de unas ramas secas
al ser pisadas…
quien sabe por quién, o por que…
Se detiene,
da una vuelta decidida
y comienza a correr
en dirección a donde estaba su amigo,
kilómetros atrás.
Finalmente lo encuentra,
su amigo reposa inmóvil
en la misma reposera
donde lo había dejado
tiempo atrás,
bebía de su té,
y le sonríe al verlo llegar.
- ¿Lo encontraste?
Pregunta.
- Ni cerca de hacerlo.
Responde el hombre,
y agrega,
- Tenes mal la dirección,
o me estas jugando
una pésima broma.
En aquella dirección
fui atacado por bandidos,
encerrado por una jauría de perros
que creí que me comerían vivo,
me sentí observado a cada paso,
vi sombras extrañas,
sonidos que no podría reconocer,
y sobre el final…
pude sentir que me seguían,
y naturalmente salí corriendo.
¡Vaya broma me has hecho!
Su amigo sonríe,
y tan tranquilo como siempre,
responde:
- Entonces era la dirección correcta,
sólo te escapaste antes de tiempo.
A menudo,
el amor,
esta siempre, siempre,
justito después del último miedo,
ya que con miedos es difícil de encontrar.
Y me arriesgo a creer,
que quizás,
aquellos pasos del final…
Bien pudo ser el amor
que se acercaba…
al verte llegar.
El hombre,
se incorpora de un salto,
se sacude las vestimentas,
se acomoda un poquito el cabello,
le sonríe a su amigo,
y luego de una simpática reverencia…
se da media vuelta,
y embiste corriendo nuevamente
por la ruta de los miedos,
pero esta vez…
más decidido que nunca.
-
Autor:
Mati, Matu, Matute (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de agosto de 2025 a las 15:22
- Comentario del autor sobre el poema: A menudo, todos, o casi todos, lo hemos buscado. No siempre sabemos donde esta. Estas son algunas... ¿pistas?
- Categoría: Amor
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: 🍷✨️MariPD, Mauro Enrique Lopez Z., MISHA lg, alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.