¿Dónde esta el amor?

Matias Yurgas

Dos hombres conversan,

yo,

curioso,

como siempre,

o como casi siempre,

me limito a oírlos de lejos,

 

- ¿Dónde crees que esta el amor?

Pregunta el primero.

- Yo lo encontré por allá.

Responde el segundo (señalando)

 

El primer hombre avanza

en la dirección propuesta.

 

Luego de caminar…

quien sabe por cuánto tiempo,

se cruza un hombre

que avanza en sentido contrario.

 

Antes de darse cuenta,

nuestro aventurero

se encuentra rodeado

por un grupo de hombres.

 

Éstos, antes de que se diera cuenta

simplemente lo atacan,

sin previo aviso,

sin razón aparente,

simplemente lo atacan,

le propinan

una paliza sin precedentes.

 

El hombre,

rengo y mal herido,

regresa donde está su amigo

para contarle lo sucedido.

 

Su amigo, solo ríe…

 

- ¿Estás seguro… que era por ahí?

- Completamente, es por ahí.

Repite, señalando la misma dirección.

 

El primer hombre,

confiando en su amigo

aun a cuestas de su integridad física,

simplemente avanza,

una vez más.

 

Una vez superado el tramo

donde previamente

había acontecido aquella golpiza

continúa avanzando.

 

Pocos minutos habían transcurrido

cuando una jauría de perros

feroces, de gran porte, ladridos estruendosos,

aparece delante de sus ojos.

 

El hombre se sobresalta,

su alma

pareciera escapar de su cuerpo inmóvil,

petrificado, pálido.

 

Luego de unos pocos minutos,

tras recuperar el aliento,

y el control de sus piernas,

continúa avanzando.

 

La noche se le avecina,

y las calles oscuras

de tierras desconocidas

podrían no ser lugar

donde el amor pudiese acampar.

 

Ruidos extraños

se oyen por doquier,

siluetas de sombras extrañas

lo rodean en cada paso,

se siente observado,

inquieto.

 

Lejos de poner en duda

las certezas

establecidas por su amigo,

el hombre avanza.

 

De pronto

oye pasos a su alrededor,

el crujir de unas ramas secas

al ser pisadas…

quien sabe por quién, o por que…

 

Se detiene,

da una vuelta decidida

y comienza a correr

en dirección a donde estaba su amigo,

kilómetros atrás.

 

Finalmente lo encuentra,

su amigo reposa inmóvil

en la misma reposera

donde lo había dejado

tiempo atrás,

bebía de su té,

y le sonríe al verlo llegar.

 

- ¿Lo encontraste?

Pregunta.

- Ni cerca de hacerlo.

Responde el hombre,

y agrega,

- Tenes mal la dirección,

o me estas jugando

una pésima broma.

 

En aquella dirección

fui atacado por bandidos,

encerrado por una jauría de perros

que creí que me comerían vivo,

me sentí observado a cada paso,

vi sombras extrañas,

sonidos que no podría reconocer,

y sobre el final…

pude sentir que me seguían,

y naturalmente salí corriendo.

 

¡Vaya broma me has hecho!

 

Su amigo sonríe,

y tan tranquilo como siempre,

responde:

 

- Entonces era la dirección correcta,

sólo te escapaste antes de tiempo.

A menudo,

el amor,

esta siempre, siempre,

justito después del último miedo,

ya que con miedos es difícil de encontrar.

 

Y me arriesgo a creer,

que quizás,

aquellos pasos del final…

Bien pudo ser el amor

que se acercaba…

al verte llegar.

 

El hombre,

se incorpora de un salto,

se sacude las vestimentas,

se acomoda un poquito el cabello,

le sonríe a su amigo,

y luego de una simpática reverencia…

se da media vuelta,

y embiste corriendo nuevamente

por la ruta de los miedos,

pero esta vez…

más decidido que nunca.

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.