Éramos tú y yo y el gato del vecino,
acostado a los pies de nuestra cama.
Yo creía que era por tu amor y el mío,
pero ahí está el gato, acostado en esa cama.
Éramos tú y yo y la batalla de dormirnos,
y el miedo pavoroso de estar solos,
(como hoy estamos, apenas recordando lo que fuimos,
cuando fuimos dos seres que aún no estaban solos).
Yo creía que el gato dejaría de comer
de echar a tanta falta los bocados que le dabas;
que se enfermaría de la pena de que no te puede ver,
pero ahí está, comiendo de las mismas cosas que le dabas.
Yo pensé que sus visitas expirarían en tu ausencia;
que eran la causa de nuestras risas exaltadas; que incluso se inclinaba a ti en la preferencia, pero ahí está, aunque solo está mi llanto y no... nuestras risas exaltadas.
Yo pensé que conmigo te echaría de menos,
y ambos cómplices de la solitud maullaríamos en la noche,
pero duerme sin dolor porque tiene cama y está lleno.
Mientras él duerme y tú te alejas yo entretanto maullaré en la noche.
Si fuera esta tu cama y no la mía,
bien sé que ahí estaría también el gato del vecino,
sin siquiera darse cuenta de entre tú y yo de quién se despedía,
porque como tú no me quisiste así él tampoco nos quería,
porque como ya dije: es solo el gato del vecino.
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Autor:
yenny figueredo (
Offline)
- Publicado: 13 de agosto de 2025 a las 23:32
- Comentario del autor sobre el poema: Inspirado en la gata del vecino que permanecía dormida en la cama (y en la casa), junto con la idea idealizada del amor y las almas rotas. La gata del vecino, a quien tanto quiero.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, Roberto D. Yoro
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