Te marchaste sin decir adiós
sin mirar atrás, sin un gesto
como una sombra que se desvanece.
Me dejaste con palabras no dichas
como las flores que se marchitan sin nacer
con el beso anclado en los labios
como un barco que se niega a zarpar
que se aferra a la memoria
y se niega a olvidar.
La tarde se vuelve hoja de niebla
La lluvia golpea la ventana.
Y la soledad araña los cristales.
Un café y la mirada divagando en el horizonte.
no lo niego fuiste un sorbo de secretos en el mejor de los veranos.
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