En una cocina,
De un lugar,
Bello y hermoso,
Una historia de amor,
Se vive,
Entre una chef,
Y su sueño.
Un día de tantos,
El dueño de un bar,
Harto de cambiar,
E intentar buscar,
Un nuevo chef o cocinero,
Entrevistas hizo,
Muchas personas vinieron,
Sus respuestas muy variadas,
A ningún buen puerto,
Le llevó,
Pasó el día,
Y a nadie encontró.
Al salir a la calle,
Y tomar el aire,
Algo en la calle,
La atención le llamó,
En la lontananza,
Una caravana, vendía comida,
Y siempre llena estaba,
Decidío acercarse,
Observando a una chica joven,
Con unas manos de oro,
A la gente se ganaba,
Y olía muy bien,
Al mirar la carta,
Plasmada en la caravana,
Cocinaba desde hamburguesas,
Hasta platos combinados,
Una variedad increíble,
La boca, se me hacía agua,
Y un pedido realizo,
Prendado se quedo,
Al probar las ricas viandas,
Le hizo recordar,
A la cocina de la abuela,
Y repitió,
Quitada la ansiedad de hambre,
Esperó para con ella hablar,
Muy tarde termino,
Tras limpiar y cerrar,
Con ella platicó,
Él le dijo,
Cómo es posible,
Que buscaba cocinero /a,
Y la tenía a su lado,
Probé su comida,
Y a mi abuela presentí,
Aquella cocina,
Que muchos recuerdos,
Percibí en el paladar,
Aquellos sabores de antaño,
Dejándole ese regustillo,
Por favor, venga a mi restaurante,
La necesito,
Ella muy agradecida,
Le contestó que no,
Aunque barato vendo,
Me quedo donde estoy,
Y que tuviera mucha suerte,
Escuchando esto,
A su restaurante cabizbajo,
Regresó,
No rindiéndose,
Pensaba en otro plan,
Al día siguiente volvío,
Y en la caravana,
Encuentra a la chica linda,
Esta vez,
Con su personal, iba,
Para convencerla entre todos,
Después de probar la comida,
De rodillas le rogaron,
Que, al restaurante,
A trabajar se fuera,
La segunda negativa recibió,
Cabizbajos se fueron,
Aún el dueño,
Otro plan tenía,
Una café en su local.
Un día,
Cuando finalizó de trabajar,
A una consumición,
En su restaurante la invitó,
Y ella aceptó, por canso,
En su local entró,
Los ojos de la chica,
Maravillada se quedó,
Un recinto enorme,
Con mesas y sillas,
Lindos manteles,
Y una barra preciosa,
Llena de licores variados,
Y otras bebidas,
Se sentaron en una silla,
La silla muy cómoda,
Buenas sensaciones le dieron,
Mientras tomaba el café,
Observaba el local,
Amplitud tenía,
Muchos comensales cogían,
Terminado el café,
La cocina le enseñó,
Como un sueño, lo observó,
Enorme,
Todo lo que soñaba,
Estaba allí,
No se lo creía,
Se acerco,
Todo lo tocó,
Y fue cuando,
Cuenta se dio,
Que real era,
No soñaba,
Miro al dueño,
Y sin pensárselo,
Aceptó,
Con las condiciones mencionadas,
El contrato firmaron,
La caravana,
En la parte trasera,
La guardó,
Y en su cocina comenzó,
Con mucha ilusión,
La chef,
Conquistó a los comensales,
Y también al dueño,
Aunque no dijera nada,
Mucho la observaba,
Y ella se daba cuenta.
Comenzó el turno de comida,
Finalizando el horario,
Todos los comensales,
La reclamaron,
Presentándose en el comedor,
Todos y cada uno de ellos,
De sus sillas se levantaron,
Y un aplauso muy extenso,
Se escuchó,
La chef, roja como un tomate,
Las gracias les dio.
Ya por la noche,
Como de costumbre,
Un café se tomó,
Y descansaron,
Hablando del día pasado,
Él, enamorado estaba,
A ella, poco a poco,
Sus sentimientos,
Le observaban,
Claro como el agua,
Uno de esos días,
Cerró el bar,
Para descanso semanal,
Y a ella a comer le invitó,
Para darle las gracias,
Y con otro motivo,
Ella lo intuyó,
Aceptando,
A un restaurante famoso,
Una reserva cogió,
Y en una mesa se sentaron,
En un momento inevitable,
Sus manos se contactaron,
Al coger la carta del menú,
Una sensación muy bonita,
Les entro en sus cuerpos,
Sus ojos se cruzaron,
E involuntariamente, se besaron,
El amor nació,
Sin querer, queriendo,
Se contenían los dos,
Para dar el paso,
Pero ese momento llegó,
Con el tiempo,
Supieron respetar,
Trabajo,
Con la vida sentimental,
Pasaron los años,
Y el amor se completó,
Casándose,
Y con hijos,
Pasados dos años,
Muy felices estaban,
Aunque momentos feos tuvieran,
Que supieron solucionar,
Y para colmo,
Con dos estrellas Michelin,
Fueron premiados,
Otro restaurante abrió,
Un hijo cargo se hizo,
Y el otro también,
Del restaurante recién montado,
Ambos hijos,
De su madre,
Las recetas aprendieron,
Y triunfaron,
Muy bien aprendieron.
Los padres,
La caravana, cogieron,
Aprovechando su jubilación,
Para donde querían ir,
En realidad,
A pie de playa,
Con la caravana reformada,
En vivienda,
Disfrutando,
La cocina de la chef,
Que aún cocinaba,
Y él se moría,
Cada vez que comía,
Llegado el momento,
Él aprendió,
Y cuando ella no pudo,
Le cocinaba él,
Y ella protestaba levemente,
Cuando algún ingrediente,
O especia le faltaba,
Pero terminó aprendiendo,
Lo consiguió,
Y felices vivieron,
Sus hijos triunfaron,
Y orgullosos están de ellos,
Visitas recibían,
Hasta el final de sus días,
La caravana,
Para las vacaciones,
Los hijos la utilizaron,
Y daban las gracias,
De lo aprendido,
Con flores en sus tumbas.
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Autor:
Adoradom (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de agosto de 2025 a las 11:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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