Estuve prisionero del deseo
nacido de la luz de tus pupilas;
que fueron de mi péndola la tinta
que hacía florecer febriles versos.
Viví de tu pasión el sacro fuego
libando de tus labios su ambrosía;
y abrí con tu esplendor la gloria misma
perdido en los contornos de tu cuerpo.
En báquicas y homéricas orgías
gozamos del amor lo más excelso;
y fuimos sacerdotes de Afrodita
honrando su memoria con excesos;
que fueron de lujuria magna pira
ardiendo en el altar de nuestro lecho.
Autor: Aníbal Rodríguez.
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Autor:
Rafael Escobar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de agosto de 2025 a las 10:14
- Comentario del autor sobre el poema: Soneto asonante.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Hernán J. Moreyra
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