Lo vi.
Lo vi abrir sus ojos como pus que revienta en una llaga abierta.
Su piel era carne colgada demasiado tiempo en el matadero, roja de ira y vergüenza.
La mirada, perdida, era un insecto hundido en el espeso lodo sin encontrar salida.
Sus labios, secos como el óxido, dejaban escapar ofensas como ratas que salen de la alcantarilla huyendo de la lluvia.
Su cuerpo desbordaba desespero como un río oscuro buscando al mar.
Su corazón, miedoso, se aferraba a un hueso astillado y cortante.
Lo vi.
Y el espejo no miente.
Alejandro Deaza.
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Autor:
Alejo DM (
Offline)
- Publicado: 13 de agosto de 2025 a las 00:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu
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