Vinieron hacia mí creyendo que la hora,
en que los lobos callan desesperadamente,
había tocado mi corazón.
Aullar no era necesario todos los días
y sin embargo los que llegaban
hacían preguntas acerca de mi voz.
-Se atragantó con las estrellas
de las serenas noches de noviembre
y su sed calmó las torrenciales lluvias
en aquel silencioso y triste verano
donde las algas marinas y los helechos
crecían desaforadamente azules, dispuestos a matar-.
Bailando, callado, en torno de la hoguera
acercaba a los distraídos turistas
al borde del abismo.
(Del libro Yo Pecador; ed. Grupo Cero)
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Autor:
Editorial Grupo Cero (
Offline)
- Publicado: 12 de agosto de 2025 a las 08:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Comentarios1
El poema crea un clima enigmático y casi onírico, donde el yo lírico se convierte en figura silenciosa pero inquietante, rodeada de imágenes insólitas como “algas… dispuestas a matar” o “atragantó con las estrellas”. La presencia de lobos, hoguera y abismo dota al texto de una tensión latente, como si la calma fuera apenas un disfraz de un peligro más profundo. Es un retrato de soledad y magnetismo, en el que el hablante atrae y amenaza a la vez.
Placer saludarlos.
Gracias Justo por el análisis de tu lectura del poema, un placer encontrarte en tus palabras. Saludos
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