«Los muertos no mueren
vigilan y ayudan»
David Herbert Lawrence
Ahora cuando todo parece desgraciado y falto de
[razón,
ahora cuando no quedan, ni siquiera, aquellas
[ilusiones,
ahora cuando ya nada de lo sentido sostiene mis
[ideas,
ahora es cuando digo: ésta es la vida que quiero para mí. y no sé de qué vida se trata, mas la quiero, sencilla, arrebatada, una vida envuelta en delirios de juventud, embebida en futuras, apasionadas ilusiones
[enamoradas,
donde nada de todo lo pasado tenga espacio en mi
[vida. Dejaré que paseen a mi lado, sin inmutarme, las
[brujas,
los agitados y tercos demonios de la carne y el fuego,
las corrompidas bestias acompañantes eternas del
[alma, buscando con tesón, perfecta carroña de la melancolía.
y cuando ya sereno por haber secado con mi propio
[sol, todas mis fortificadas heridas y las eternas lágrimas, cuando ya no me quede para rememorar ninguna
[tristeza,
ningún muerto, entonces viviré como viven las águilas,
al viento, perpetuando los sonidos de su propio vuelo.
(Del libro Amores Perdidos; Ed. Grupo Cero)
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Autor:
Editorial Grupo Cero (
Offline)
- Publicado: 11 de agosto de 2025 a las 07:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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