En ocasiones entiendo que detrás de cada noche, suele esconderse alguna que otra amenaza, sobre todo si no tenemos la precaución de dejar puerta y ventanas debidamente cerradas. Respecto a ella, siempre recordaré su inconfundible aroma, su agradable sonrisa y sus manos tan finas, en perfecta unión del maravilloso brillo de sus ojos color caramelo... Sin su presencia, se nota con mayor intensidad el frío, y el alma se siente compungida. También os diré que siento alegría en las noches al poder contemplar el resplandor de las farolas de mi calle, pues ellas han decidido crucificar la penumbra sin remilgo de tipo alguno.
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Autor:
emiliodom (
Offline)
- Publicado: 9 de agosto de 2025 a las 04:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Annabeth Aparicio, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna, rosi12
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