No te confundas, desde aquel día, desde aquel entonces, desde aquella vez, yo ya no soy el mismo.
Algo en mí se rompió y no volvió a sanar; puedes verme reír, bromear, pero por dentro estoy deshecho, pero no me verás llorar.
Ya lo hice en su momento y mis lágrimas siempre estuvieron de más, y entendí que nunca fui, ni seré nada para ti.
No importa lo que haga, no importa lo que diga, no importa lo que demuestre; para tus ojos soy invisible, algo inexistente.
Las gotas de sufrimiento que se mezclan con mi frustración pidiendo a gritos un poco de atención para aliviar este dolor que no lo notes, entiendo.
Porque jamás has notado nada en mí, y ya no soy aquel seguro de todo, seguro de sí mismo; ya no soy aquel que vivía tranquilo, sin preocupaciones.
Ahora en mi cabeza hay remolinos, soy un carrusel de sentimientos mezclados de varios tipos; una montaña rusa de pensamientos de derrota y suicidio.
Ya no soy el mismo, ni siquiera la sombra; veo las cosas de otra forma, y no te culpo, me culpo a mí mismo, por confiar a ciegas.
Cada amanecer para mí es una tortura, es un calvario; levantarme temprano antes de que salga el sol y no disfrutarlo es mi rutina; así es ahora mi vida.
¡Sabes! En todo este tiempo siempre creí que eras diferente, coherente, y mi error fue creerte; hasta podría decir ¡quererte!
Te entregué todo sin preguntar, ¿pero cómo iba a imaginar? Me parecía todo perfecto, aunque ahora que pienso había señales que ignoré y dejé pasar en su momento.
Creí que ibas a cambiar; ahora dentro de mí vive un volcán a punto de eructar, en el pecho una herida que no me deja respirar y no deja de sangrar.
En la espalda, una daga que no se quita y es fría, fría como quien me la metió mientras me abrazaba y me decía cosas bonitas.
Mi desilusión es muy grande, mi decepción un monumento gigante; estoy cansado de callarme, de no poder mandar todo a la mierda y retirarme.
Pero algo más fuerte que yo me ataja, me ata y tú lo sabes; si no fuera por esa fuerza que me une a tu compañía, desaparecería sin dejar rastros ni huellas, sintiendo que nada ha valido la pena.
Tanto sacrificio, tanta lucha interna para que al final darme cuenta de que no era yo el que vivía en tu corazón, en tu ser, en tu cabeza.
-
Autor:
EMBAR (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2025 a las 08:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Scarlett-Oru, Mauro Enrique Lopez Z.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.