Mírome al espejo,
siete de la mañana,
la luz tenue, el sol
mira por la ventana
con legañas en los o
jos, el café en el aire,
la tostada salta alegre,
la mantequilla se derri
te al verme, la ducha
se calienta sin yo decirle
qué temperatura necesito.
Mírome más, la barba
no ha quedado bien, pincha
en lo tocante a la nuez, bar
billa y mentón, y, a desgana,
reprendo la cuchilla de afeitar
y rebaño la rebeldía de unos
pelos occitantes, en declive,
sumidero abajo, a un río le
jos de un lavadero aún blanco.
Dejo de mirarme, es tarde,
la tostada saltó sobre el plato,
el café echó mano de su azúcar
y se vertió sobre mi taza preferi
da, la mantequilla gritó la presen
cia de un cuchillo y este, a la or
den, se aplicó sobre ella extendién
dose contra una superficie cereal,
caliente, crujiente, y todo sin decir
esta boca es mía, y cuando llegué a
la cocina, maravillado de tamaño es
pectáculo, cojí una silla y me puse lo
camente a devorarlo todo como si no
hubiese un mañana. Qué ricooooo.
Cierro la puerta tras llave, cierro
el garaje tras mando a distancia, cie
rro el coche tras portazo... Y parto.
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Autor:
Albertín (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2025 a las 07:21
- Comentario del autor sobre el poema: Una mañana del montón.
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., **~EMYZAG~**, Hernán J. Moreyra, Ricardo Castillo.
Comentarios1
Soltero a enfrentar el día a día.
Un abrazo Albertín
Libbbrreee al vientoooo. Otro, o dos.
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