SIN TECNICOLOR

Yamel Murillo



 

Esa parte tuya, la que ocasionalmente 
baja la mirada y sonríe a media mueca 
antes que la tomes al vuelo. 
La cara A donde puedes ser feliz en las primeras canciones. Donde no niegas que a veces debes negarte, pero te lo niegas afirmándoles. 
La parte que no existe para ti, porque es indispensable no serlo para que existas. 
Esa es la ideal, la objetiva, la que acomoda; 
el perfume comunal a disfrutar.
Su sí. 

Tu anverso, el yin.
La noche, el frío.
Tu lado B. 
El silencio entre líneas. Las melodías llenas de estupidez. Tu grito. Tu caos. Su ausencia. 
Los pasos nocturnos que no van a ningún sitio, 
pero buscan el faro donde llegar al 
"por siempre del nunca jamás".
Las manos frías. Las rodillas juntas.
Los ojos llenos de piedritas que no salen 
con lágrimas. De las que cortan con recuerdos marcados a fuego en la piel de la posteridad 
que no da tregua. 
La tú, que al no llevar el botón de 'reset' 
desde el primer suspiro no es viable. 
La incómoda que hace sangrar
lo "sano" en aquellos. 
Esa tú. 
La sepia y gris, la que provoca 
que el rojo se disipe. 
La contestadora que no recibe mensajes. 
La versión blanco y negro, tan mínimalista,
 tan subjetiva que quema, raspa, pesa.

Su viejo no. 
Su ahora sí,
mi hoy, no.

 

 

 

 

Disfonía sin locura
Estertores©

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