Cómo si alguien más supiera

El Cronista sin puerto

A veces no entiendo por qué me hundo

si no hay mar,

por qué me tiembla el alma

si nadie me llama,

por qué siento frío

en lugares donde hay sol.

 

Camino entre la gente

y sonrío como si no llevara piedras,

como si el mundo no pesara tanto

cuando me acuesto sin ganas,

sin fe,

sin nombre.

 

He llorado en cuartos donde nadie entró,

me he preguntado si valgo algo,

si esta historia tiene sentido

o si solo es ruido disfrazado de destino.

 

A veces me da por escribir,

no porque quiera ser poeta,

sino porque el silencio

también cansa.

 

Y cuando leo,

no busco respuestas,

solo a alguien que haya sentido lo mismo

antes que yo.

 

Y ahí aparece él.

Dostoyevski.

Con sus sombras y sus hombres rotos.

Con Raskólnikov temblando en la culpa,

con Aliocha buscando a Dios

en un mundo donde todos lo olvidaron.

Con Iván Karamazov gritando contra el cielo,

con el idiota amando sin defensa.

 

Y entonces sé

que no estoy solo.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.