Flores que matan

Mi mente está muriendo, lento, mis recuerdos van cayendo.

Solo vagos momento, solo eso tengo, aromas que mantengo de las flores que pasaron por mi jardín. 

Jardín que murió con el tiempo, dejando en mí solo los pétalos de aquellas flores que me brindaron sentimientos. 

Eran dos, solo dos flores atravesaron mi pálido corazón. 

La primera, peculiar con su pasiva agresividad, era una flor producto de un supuesto error.

Esa era mi favorita, la sentía tan real, tan mía, daba lo que sea por mantenerla viva, aunque me costara parte de mi vida.

Pero un extraño día, una nueva e inusual flor crecía justo frente a mi favorita. 

Tenía algo que me atraía, capaz porque era exquisita, elegante y atrevida, claramente una atracción sentía. 

Aunque dentro mío lo sabía, debía apartarme si quería mantener mi sonrisa, mis ganas, mis alegrías. 

Tarde era, sus espinas ya estaban clavadas en mi, drenando mi energía.

Ese mismo veneno me mató en vida, ese veneno fluía por mis venas, manchando mi sangre y dejándome solo penas.

Aún me pregunto, ¿podré recuperar mi vida?.

O tal vez solo deba sentarme y desangrarme poco a poco, día a día.