(A los quinientos años del naufragio)
Santa Marta,
te busco en los reflejos quebrados
de los charcos tras la lluvia,
donde el cielo se deshace en pedazos
y el pasado se oxida sin testigos.
Cinco siglos —dicen— te celebran,
pero el brindis no llega a las cocinas.
Solo el humo repite la historia
que nunca escribieron los tuyos.
Te encuentro en las esquinas
donde nadie pregunta,
en los nombres deshojados por el censo,
en muros tatuados de rabia
y antenas sin destino.
Tu rostro se disuelve
en acentos desplazados,
en pasos que no saben
si vienen del río o del exilio.
Una abuela aún nombra
el olor del tren
como quien reza a un dios caído.
Un niño se inventa la historia
porque la escuela le queda lejos
y el tiempo, más lejos aún.
Te han llamado:
“ciudad perdida”,
“ciudad herida”,
pero nadie ve tus manos agrietadas
juntando los fragmentos
de tu espejo roto
con saliva y con fe.
Tu identidad es fuga,
pero también insistencia:
es eco que no se rinde,
tambor que sobrevive,
obstinación que atraviesa los siglos
como una grieta encendida.
Y aunque no encuentres aún
tu nombre entero,
sigues pronunciando el mar
como si fuera conjuro,
como si fuera
la última verdad intacta.
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Autor:
Milber Fuentes (
Offline)
- Publicado: 4 de agosto de 2025 a las 00:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Milber Fuentes, El Hombre de la Rosa, Jaime Correa
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