Nuestro Destino

Karlos Andrés

Aquella noche en que fuiste mi abrigo,
cuando el deseo nos hizo testigos,
sellamos sin miedo, con piel y suspiros,
el rumbo marcado por nuestros latidos.

 

Tu cuerpo y el mío fueron universo,
fue amor lo que hicimos, en cada verso.
No fue solo carne, fue fuego divino,
fue el alma diciendo: “Este es mi camino”.

 

Despertar contigo fue luz en mi pecho,
un sueño cumplido, un cielo deshecho.
Tus ojos al alba, tu voz en mi oído,
me hicieron saber que estoy bendecido.

 

Te amo, mi vida, sin pausa ni duda,
mi alma es tu casa, tu amor mi ternura.
Y pido al destino, en voz encendida,
que sigas tú siendo mi eterna guarida.

 

Porque eres tan mía como yo soy tuyo,
como el mar del cielo, como el sol del murmullo.
Y juro en silencio, por todo lo bello,
que siempre serás mi amor y mi sello.

 

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