SIN GRISES

Y volvería a amarte tras los días grises,
después de la luna infiel que te abandona,
con tu nombre en la tersura de mi piel,
curará la melancolía.
Cuánto dolía amarte a veces...
vino de dulces amaneceres,
y el absenta, nos mostró la muerte,
a tientas, en las bocas sin abrigo.

Permanecen dos almas buscándose en el éter,
en un vacío que late con tu ausencia,
porque siempre estás aquí, sin ti, conmigo.
Y todo es una tragedia del olvido,
nos repiten los rayos de sol, de la galaxia,
el viento cósmico y el universo vecino,
el amor esa energía que viaja, arranca gritos...

Como rosa perdida en laberinto,
Minotauro que me cuidas, huidizo,
soy tu templo, dijiste aquella noche,
y fue por siempre tuyo el néctar bendito.
Fuiste mi amor en un momento eterno,
y me ardes desde entonces a infinito...
Así navega el lecho del abismo
y la luz de lo desconocido,
temblamos ante tal magnificencia,
conscientes, inconscientes, ¡vivos!

Andamos lento, con parsimonia,
dándolo todo perdido,
con lumbre en cada poro,
y estás y no estás, me describes,
me cantas un poema al oído,
me vives sin recelo, noche y día,
al amparo del sosiego enardecido.

El plano que no existe roba versos,
y el perfume del cariño en la  alborada,
es torrente de un secreto protegido,
volvería a amarte tras los días grises,
hasta que el cuervo entienda que sobra,
tras el canto del cenzontle, convencido.

Habitas en mi estrofa taciturna,
en el velo de un cometa sin sombra y perdido,
entre tú y yo el adiós se desfigura,
puedes marcharte, puedo irme,
y no movería un ápice esta historia,
porque cuando se marca el alma,
las dudas sobran...

El tic tac de Cronos avanza sin tregua,
Caronte frota las manos impaciente,
el polvo hace su parte en los libreros,
que acumulan relatos y silencios,
el tiempo roba lo que puede,
mientras tanto, se devora a sí mismo,
Ouroboros de sábanas apócrifas,
de verdad a medias, de latidos.

Ahora somos menos nuestros, más libres,
más risas, más besos, menos cínicos...
Con la música pegada a nuestra almohada,
con las promesas por abrigo,
ufanas, cumplidas palmo a palmo,
despistadas, poro a poro, mimo a mimo.
Ya las miradas no buscan, rebosan,
y las manos ya no estrechan, cantan.
¿Recuerdas cada vez que nos salvó el amor?,
cual plena primavera, florecimos...

Curará la melancolía la ausencia,
cada gesto tuyo, es mi hogar,
tú mi siempre, mi felicidad.
No sé nombrarte en otro sitio, sino en mi,
en el antes de conocernos,
en el polvo de estrellas que nacimos,
antes de la memoria y los recuerdos,
cuando estallo entre tu abrazo, supernova,
cuando me vuelves tormenta y río,
cuando navegas mi infinito...

Todo te recuerda, cielo, todo, todo...
crisálida azul de labios míos,
hasta la senda que abrigó tu rumbo,
germinó girasoles y violetas,
en una fuente iridiscente y mortecina,
en una carta de tarot de mago herido.

Llueve esta noche en el espacio,
un silencio de cariños,
porque no habrá más días grises,
solo dos amantes corazones,
que se anhelan uno al otro, tarde a tarde,
antes, hoy, el domingo.

©️  SIN GRISES
✍️ Erika C. Rguez. Padrón 
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