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Eduardo Yengle

Es que a veces no me siento
muchas veces irreconocible mis pasos entre sombras inherentes
sonidos sin ritmo palpitan en cuerpos ajenos menos el mío
pero si entiendo que aquí pertenezco
comprendo y domino a este mamífero por momentos
como reconozco el motivo que fundamenta este comportamiento
porque contigo
solo me entiendo.

Y volveré a ser yo cuando regrese el frío,
en las hojas marchitas por el erosivo tiempo,
en el atardecer oculto de paletas grises,
bajo gotas imperceptibles que suponen rocío.

Y volveré a ser yo cuando regrese al frío,
sentir el aroma petricor en mi ausente cuarto,
encontrar en cualquiera un sentimiento ficticio,
compañía de momentos y placeres,
calores temporales de cuerpos deseados;
cuerpos helados.

Y volveré a mí cuando recobre al frío,
robado de corazones bajos que buscan amores incipientes,
obsequiado de almas dolientes que buscan desaparecidos,
guardado en aquellos recuerdos de una vida carmílica sin latidos.

Volveré a mí cuando recuerde al frío,
sabores imperfectos dañados por la realidad
esperanzas pausadas por caprichos de terceros,
luna que no aparece,
una de muchas lunas vistas en tiempos diferentes.

Porque yo te pertenezco
deseas que te pertenezca
pertenecemos a la naturaleza
como te pertenecen mil rostros
susurras a dos mil mentes
abrazas infinitos cuerpos
pero ningún cuerpo te supera
mi instinto te pertenece todas las noches de luna llena
porque en ti mi persona la que piensa
en mí el ser que solo aparenta.

entonces,
espero ser yo cuando me encuentre el frío.

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