Un relámpago desde la cima del mundo

José de Jesús Camacho Medina

A Tata Goitia, pintor de mi tierra.

Lo ví hablarle a una nube.
Él era el abrigo de otros inviernos,
un reloj invertido.

Sus manos eran mapas de ciudades extintas,
un pincel que dibujaba luciérnagas en medio del insomnio.
Lo vi leer las úlceras de la tierra
y deletrear la niebla con precisión.

Su voz era una oración del salmo, que nunca se escribió.

Y su mirada 
su mirada:
un relámpago desde la cima del mundo.

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