A Tata Goitia, pintor de mi tierra.
Lo ví hablarle a una nube.
Él era el abrigo de otros inviernos,
un reloj invertido.
Sus manos eran mapas de ciudades extintas,
un pincel que dibujaba luciérnagas en medio del insomnio.
Lo vi leer las úlceras de la tierra
y deletrear la niebla con precisión.
Su voz era una oración del salmo, que nunca se escribió.
Y su mirada
su mirada:
un relámpago desde la cima del mundo.
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Autor:
Astronauta (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 30 de julio de 2025 a las 19:40
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR
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